El comercio entre los países del Mercosur mediante monedas nacionales, sin el uso del dólar, es la alternativa sugerida por una parte del sector privado que actúa en Brasil para reducir el impacto en la macroeconomía regional de la devaluación en Argentina y la situación cambiaria en Venezuela.
“Nuestra propuesta es estimular el comercio en monedas locales, mediante los bancos centrales”, dijo Alberto Alzueta, presidente de la Cámara de Comercio Brasil-Argentina.
Según Alzueta, “el exportador brasileño vende en reales y el comprador argentino paga en pesos. Automáticamente aumentará el comercio y se reducirá la demanda por dólares”.
De la misma opinión es José Francisco Marcondes, presidente de la Federación de Cámaras de Comercio Brasil-Venezuela, quien aseguró: “Es absolutamente positivo y adecuado que se pueda hacer este tipo de comercio que nos desvincula del dólar, moneda que no controlamos en su emisión y en su inflación”.
La recomendación de los dirigentes de las cámaras exportadoras para el sector del comercio exterior ocurre tras los pronósticos negativos para los exportadores brasileños que calculan, según el diario Valor Económico de Sao Paulo, reducirán sus ventas en 4.000 millones de dólares a Argentina y Venezuela.
Alzueta señaló que el comercio en monedas locales representa desde hace por lo menos cinco años menos del 5 % entre Brasil y Argentina, principales socios del Mercosur, bloque que también integran Uruguay, Paraguay y Venezuela.
Para el empresario, el uso de pesos y reales en el comercio bilateral, con los bancos centrales usados como agentes de clearing, hará retroceder al Gobierno argentino en el control aduanero que, según su opinión, beneficia a las importaciones chinas.
Las previsiones sobre el derrumbe de las exportaciones de Brasil hacia Argentina están basadas en la retracción del comercio, un mercado interno más recesivo, señaló Alzueta, quien pronosticó que el sector automotriz brasileño será el más golpeado por la devaluación del 22 % del peso.
La devaluación no afecta apenas al peso, según el presidente de la cámara bilateral con sede en Sao Paulo.
“En Brasil en dos años el real subió de 1,50 a 2,40 dólares. Nuestras monedas se deterioraron porque hay inflación, Estados Unidos no necesita emitir más moneda y ahora atrae capitales”, sostuvo.