Las Fuerzas Armadas podrán intervenir para garantizar la seguridad en Brasil durante el Mundial, dijo el miércoles la mandataria Dilma Rousseff, en momentos en que las violentas manifestaciones se han convertido en una constante en el país anfitrión del campeonato.
En una entrevista radial, la gobernante aseguró que, con relación a la seguridad para la Copa del Mundo que se desarrollará del 12 de junio al 13 de julio, se ha planteado una batería de medidas para reforzar a las 12 ciudades sedes.
La Policía Federal, la Fuerza Nacional de Seguridad Pública, la Policía de Carreteras, todos los órganos están listos y orientados para actuar dentro de sus competencias. Si fuera necesario, movilizaremos también a las Fuerzas Armadas, aseguró la presidente.
Estaremos preparados para garantizar la seguridad de hinchas, turistas, selecciones y jefes de Estado que nos van a visitar
En lo que se refiere a la Copa, vamos a estar bien preparados para garantizar la seguridad de los hinchas, de los turistas, las selecciones y los jefes de Estado que nos van a visitar, agregó.
Rousseff también rechazó los actos de vandalismo que se registraron en las protestas que se desarrollan desde mediados de 2013 en Brasil. Repudio completamente el uso de la violencia en las manifestaciones, y encuentro inadmisibles en un país democrático los actos de vandalismo, precisó.
El jueves 6 de febrero, el camarógrafo del canal Bandeirantes Santiago Andrade fue alcanzado en la cabeza por una bengala, encendida segundos antes por manifestantes, durante una protesta contra el alza de pasajes del transporte público en la ciudad de Río de Janeiro.
Gravemente herido, Andrade falleció cuatro días después en el hospital. Dos manifestantes fueron detenidos, responsabilizados por esos hechos.
Personas que matan, que hieren o destruyen el patrimonio público son criminales y deben ser tratadas como tales, agregó Rousseff, quien recordó que en el Gobierno y el Parlamento actualmente se está debatiendo un proyecto de ley antiterrorista para sancionar el vandalismo durante las protestas.
Los altos gastos públicos en la Copa del Mundo, sumados a los casos de corrupción gubernamental y los pedidos de mejoras en salud, educación y transporte, llevaron a más de un millón de brasileños a manifestarse en las calles en junio del año pasado, durante la Copa Confederaciones de fútbol.
Las protestas han continuado, menos intensas pero más radicales. De acuerdo con una encuesta divulgada el martes, el 85,4% de los brasileños cree que habrá manifestaciones durante la Copa del Mundo, pero el 82,9% dice que no participará de ellas.
La Copa del Mundo se ha convertido en un gran desafío para el gobierno de Rousseff, quien deberá medirse en las elecciones presidenciales que tendrán lugar después del evento deportivo, en octubre de 2014