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Falkland Islands agradecida a Cristina: su agresividad ayudó a sellar la identidad nacional

Miércoles, 19 de febrero de 2014 - 05:39 UTC
Simon Heffner recorriendo las Islas Simon Heffner recorriendo las Islas
La aldea Stanley muy pronto será transformada por el petróleo La aldea Stanley muy pronto será transformada por el petróleo
Los Typhoon y sus vuelos rasantes, 'el sonido de la libertad' Los Typhoon y sus vuelos rasantes, 'el sonido de la libertad'
El despliegue de banderas británicas en casas, autos y comercios (Pic. G. Clement) El despliegue de banderas británicas en casas, autos y comercios (Pic. G. Clement)

Simon Heffer una de las plumas más pesadas del Daily Mail estuvo en las Falklands/Malvinas y escribió una larga nota sobre lo que considera el brillante futuro que aguarda a los Isleños con el desarrollo del petróleo, convirtiéndolos en los ciudadanos más ricos del mundo, muestra sorpresa por el despliegue y militancia en favor de los colores británicos y recoge varias opiniones que agradecen a la agresividad de Cristina, la consolidación de la identidad del pueblo de las Falklands.

 La nota comienza con algunas anécdotas sobre la invasión argentina de 1982 narradas por víctimas protagonistas directas y los recuerdos que aún laten, pero también reconocen que los pobres conscriptos argentinos tenían más temor a sus oficiales que a los británicos y se sintieron más seguros cuando fueron tomados prisioneros.

Es más después de la guerra los Isleños, según Heffner descubrieron que a pesar del hambre, frío y necesidades sufridas por los conscriptos argentinos, los oficiales argentinos contaban con suficientes provisiones para un año entero.

Pero la memoria de esas experiencias dramáticas como el encierro de familias por semanas a que fueran sometidos por los argentinos, sigue muy presente y por tanto se sienten totalmente comprometidos con la libertad que gozan y el agradecimiento eterno a los 255 británicos que murieron para liberar a las Islas de los invasores.

“Algunos de los turistas de los cruceros que vienen a observar las aves de las Islas se quejan del ruido de los aviones de la RAF en vuelos rasantes, pero yo les digo ese es el sonido de la libertad”, afirma un Isleño muy apasionado.

Al respecto Heffner recuerda el referendo del año pasado en que todo el electorado, pero tres, votaron seguir siendo un territorio británico de ultramar, algo que se ratifica todos los días en todos los lugares con el despliegue de la Union Jack, en casas privadas, calcomanías en autos, en las tiendas y en los recuerdos que se pueden comprar en los negocios.

También desde la guerra la población se ha duplicado y hay más buzones postales rojos del correo británico con el sello real que en cualquier pueblo británico de similar tamaño, y por supuesto una de las principales avenidas lleva el nombre de Thatcher Drive.

En cuanto a la agresiva campaña de la volátil presidenta argentina contra las Falklands, a quien la población local la llama simplemente Cristina, los Isleños la consideran más que un adulto, una niña cansadora, tontita y exasperante.

“Pero el gran legado político de Cristina es que finalmente ayudó a completar nuestro sentido de identidad nacional” afirma un Isleño: “ahora sabemos exactamente quienes somos, y lo que queremos ser; gracias Cristina”.

El mensaje también llegó a Londres: el apoyo del gobierno británico a las Falklands es inequívoco de parte de todos los partidos, y el referendo del año pasado, para el Foreign Office definitivamente selló el tema de qué quieren los Isleños. Y 'lamentamos mucho que Argentina prosiga con sus políticas de bullying e intimidación”.

Pero si la invasión argentina puso las Islas en el mapa del mundo, la invasión de las petroleras en busca de extraer crudo (una de EE.UU. y otra del Reino Unido), casi seguro unos 350 millones de barriles en aguas al norte, y quizá diez veces ese volumen al sur, van a transformar las Falklands.

Un ejecutivo de la británica Premier confesó que una vez que comience a aflorar el petróleo, “los habitantes de las Falklands serán el país más rico del mundo per cápita”. Hoy en día ya se estima que hay más Land Rovers que habitantes en las Islas.

Empero las opiniones están divididas. En tanto las generaciones mayores están muy contentos con vivir de la pesca, el turismo y la lana, y mantener un estilo de vida de aldea británica, las nuevas generaciones creen que con el petróleo vendrá más prosperidad, más modernidad, y por tanto recursos para asegurarse de seguir siendo libres.

Y con la prosperidad vendrá más demanda de mano de obra, que no la hay suficiente, por tanto más inmigración, más necesidad de viviendas, y la aldea cambiará definitivamente.

La Secretaria de Finanzas de las Islas ha estado en Noruega para aprender qué hacer y cómo invertir esos masivos ingresos que se anticipan, por medio de un fondo soberano.

“Se podría llegar hasta construir un puente entre las dos islas principales” dice Nicola Granger.

Pero el éxito también hará las Islas aún más apetecibles para Argentina, una Argentina en bancarrota, según Heffner tentada por los miles de millones de los Isleños.

Alguna vez el intento de un dictador fascista por distraer la opinión pública argentina derivó en la invasión de hace 32 años, lo que significó días de padecimiento para los Isleños.

Pero con las fuerzas británicas estacionadas en las Falklands, si Cristina quisiera repetir la experiencia, sólo con un milagro, afirman los estrategas de la amplia base de Mount Pleasant permitiría un éxito.

Aún con recortes de defensa por parte de Londres, según recogió Heffner, la fuerza aérea argentina ya no cuenta con los aviones ni la capacidad para reabastecer en vuelo ni un porta aviones. La marina argentina tampoco cuenta con capacidad anfibia y sus barcos se hunden anclados.

Y si igualmente se intentara, en menos de 24 horas las Islas pueden ser reabastecidas con caza-bombarderos del tipo Typhoon que ya hay en Mount Pleasant y tropas, pues ahora hay un aeropuerto para todo clima, algo inexistente en 1982.

Lo más que podrían es con fuerzas especiales y comandos pero los radares los detectarían en cuanto se movieran, según los militares británicos y hay desplegado un sistema anti-misiles Rapier y una embarcación HMS Clyde patrullando las aguas.

Pero igualmente importante el desarrollo de una industria petrolera vigorosa sería una gran diferencia, sobre todo si hay empresas norteamericanas pues eso pondría fin a la ambivalencia de Washington respecto a las soberanía de las Falklands.

Por ahora Argentina ha amenazado a las petroleras que se involucren en las Islas y ha advertido a otros países de la región que quieran negociar con las Falklands pero la propaganda no puede esconder la realidad.

“Muchos argentinos que visitan las Islas quedan impresionados por lo que descubren”, según un residente de Goose Green cuya comunidad pasó cuatro semanas encerrada en mayo de 1982 por los invasores argentinos.

“Vienen con la idea que somos ciudadanos de segunda clase bajo la bota británica, oprimidos y sin derechos o nivel de vida decente y que hablamos español. Nada más alejado de la realidad, las mentiras tienen patas cortas”

“Cuando desembarcan se encuentran con que somos muy felices, un pequeño país próspero y ferozmente pro-británico”.

Y Heffner concluye, “un pequeño país que muy pronto puede cambiar más allá de todo reconocimiento y con ello el viejo estilo de vida. Pero no importa lo que suceda en términos económicos, los buzones rojos con el sello real y todas esas banderas británicas seguirán flameando orgullosas en este apostadero por demás británico”.