Brasil entró en recesión técnica después de encadenar en los dos últimos trimestres del 2013 una contracción económica del 0,2% del Producto Interior Bruto, de acuerdo con los datos preliminares del índice IBC-Br sobre actividad económica del Banco Central de Brasil (BCB).
El estancamiento de la economía brasileña se debe a la pérdida de fuerza de la producción industrial y del consumo privado, los hasta ahora tradicionales impulsores del crecimiento en el gigante sudamericano. Asimismo, la fuerte devaluación del peso argentino ha impactado en la economía brasileña, puesto que Argentina es el mayor importador de productos manufacturados de Brasil.
El IBC-Br registró una contracción mayor de la esperada en diciembre con una caída del 1,35% debido a los negativos resultados cosechados en la producción industrial y las ventas minoristas. Este dato se vio precedido de una contracción –revisada a la baja– en noviembre del 0,64%. Los datos definitivos del PIB brasileño de 2013 se publicarán el 27 de febrero.
En año electoral –con las presidenciales y legislativas previstas para el 5 de octubre–, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, tendrá que afrontar el diseño de un nuevo modelo de crecimiento económico en un momento en el que el paro permanece en mínimos históricos, pero en el que la inflación se mantiene en índices elevados.
En un intento de atajar la subida continuada de los precios, el BCB ha aumentado en reiteradas ocasiones los tipos de interés hasta el 4,5%. Aunque economistas y analistas advierten de que el flojo final de 2013 podría prolongarse a 2014, se espera que la producción industrial repunte en enero, según el diario ‘The Financial Times’.
Economistas brasileños han asegurado que todavía es pronto para concluir que Brasil ha sufrido una recesión, y que los programas de estímulo fiscal y de financiación a cargo de los bancos estatales han fracasado en su intento de reactivar el crecimiento económico en 2014, año en el que Brasil celebra el Mundial de fútbol durante los meses de junio y julio.