Los “rolezinhos” constituyen una nueva actividad que realizan masivamente jóvenes brasileños, y consisten en auto-convocarse masivamente a través de las redes sociales en centros de compras. La justicia del país norteño aprobó una norma que autoriza a los shoppings a identificar a los participantes, en lo que se considera por muchos como una medida discriminatoria.
Seis shoppings del Estado de San Pablo, el principal centro comercial e industrial del país, consiguieron el apoyo de la justicia para permitir bloquear sus puertas y que policías y guardias de seguridad privados identifiquen a quien quiera entrar, según informa María Martín en una nota para la edición brasileña de 'El País' de Madrid.
El blanco de la discriminación: menores solos y de bajos ingresos. Ese es el perfil de quienes están colocando en jaque a varios centros comerciales del Estado con los llamados 'rolezinhos', encuentros multitudinarios de jóvenes, convocados a través de las rede sociales que, aun sin intención de delinquir, molestan a clientes y comerciantes, afirma la autora de la nota.
No es la primera vez que los centros comerciales refuerzan su seguridad e identifican a quienes no encajan en el perfil del consumidor estándar. La decisión provisoria del juez prohibía las manifestaciones y preveía una multa de 10.000 Reales (unos 4.200 dólares) a quienes participasen en ese tipo de manifestaciones.
En el coqueto shopping JK Iguatemi, ubicado en la avenida Juscelino Kubitschek de la capital paulista, los guardias de seguridad llegaron a impedir el ingreso de funcionarios del mismo, ya que no tenían cara de compradores de unos de los centros comerciales más caros de la ciudad. Lo paradójico del asunto es que la gran mayoría de los guardias de seguridad provienen de los mismos barrios y sectores sociales de quienes son impedidos de ingresar.
El primer 'rolezinho' se registró el 7 de diciembre pasado, en el shopping Metrô Itaquera, donde concurrieron 6.000 jóvenes. Estos se dedican a pasear y ocupar el espacio público; el 15 de diciembre el elegido fue el shopping de Guarulhos, la localidad donde ese ubica el aeropuerto internacional, y finalizó con la detención de 23 jóvenes. Los mismos fueron liberados poco después sin ningún tipo de acusación: no intentaron robar, no portaban armas ni drogas.
”El fenómeno de los 'rolezinhos', con características similares a los denominados 'flash mobs' (concentraciones espontáneas de personas convocadas por las redes sociales en un determinado espacio, para realizar una misma acción) han dividido a la sociedad brasileña. Hay quienes han asociado la resolución de la justicia al apartheid, según la nota citada.
Aparentemente estos son quienes defienden la tesis de que esos adolescentes de la periferia, la mayoría negros y que bordean el salario mínimo como ingreso (724 reales, unos 300 dólares) están colocando el foco en la desigualdad entre clases y la opresión, incomodando a los más ricos, que procuran en los shoppings consumir con seguridad, lejos de la realidad de los jóvenes.
Del otro lado, están quienes se autodefinen como defensores del espacio privado y definen a esos jóvenes como vándalos, sintiéndose amenazados por un movimientos sin lemas y sin objetivos claros y creen que toda esa energía y capacidad de convocatoria podría ser invertida en otras áreas: desde participar en protestas más articuladas, como las de junio del año pasado, hasta intentar conseguir empleos” concluye la nota.