Un libro escrito por John Fowler sobre lo que significó vivir en carne propia la guerra de las Falkland Islands de 1982, desde el punto de vista de un Isleño, pata principal de las tres sobre la que se apoya la disputa por las Islas, estará muy pronto en su versión en español en Argentina.
Traducido del inglés 1982 and all that y que ha estado disponible por Amazon para Kindle hace ya algún tiempo, se podrá apreciar con su título en español 1982, días difíciles en las Malvinas merced a la editorial Winograd.
Se trata del relato de los Isleños, de los civiles atrapados por la guerra, bastante olvidado por el torrente de libros tanto de británicos como argentinos sobre el conflicto, pero que sin lugar a dudas despertará el interés de los lectores argentinos para quienes la guerra aún encierra muchas preguntas sin responder.
Empero el libro no se queda en el pasado sino que también desarrolla con mente y corazón Isleño una visión de futuro para las Malvinas en su contexto del Atlántico Sur.
Fowler reveló que la idea de la versión en español a distribuir en Argentina fue promovida por dos buenos amigos, Federico Lorenz y el autor de Penélope, Roberto Herscher.
Inicialmente publicado por Kindle, quizá por razones de conveniencia y facilidad, los amigos de Fowler quedaron impresionados por el relato descarnado de lo sucedido y lo que significó para los Isleños la guerra de 1982 y lo entusiasmaron a animar la versión en español dirigida a un inquisitivo público argentino que también sufrió esos avatares trágicos y todavía busca explicaciones.
Federico Lorenz es pensador e investigador social, de impecables antecedentes académicos, quien se ha esforzado en transmitir la verdad de los hechos referidos a las Malvinas a la opinión pública argentina, lo cual como es de esperar le ha merecido la condena tanto del gobierno como de grupos extremistas.
”(Lorenz) piensa que ha llegado la hora para un enfoque distinto sobre las Falklands comentó Fowler.
Lorenz escribió la introducción a la versión es español del libro de Fowler, lo cual dijo resultó un honor y un privilegio ser parte de este recorrer del pasado y del futuro, y agregó es un libro que realmente vale la pena leer y para mí personalmente, resultó un extraordinario impulso.
En sus palabras Lorenz comienza diciendo que es muy probable que la mayoría de los lectores argentinos de este libro no conozcan las Malvinas, pero seguramente todos tienen algo que decir sobre lo que las Islas significan. Sin embargo, ese saber está fuertemente atravesado por su memoria escolar sobre la historia de las Islas, sobreimpresa por el dolor y la perplejidad, por las memorias de la guerra.
La “causa nacional” que significa la recuperación de las Islas Malvinas tiene para los argentinos rango constitucional: bajo la forma del mandato pacífico, está expresada en una cláusula transitoria de la Constitución. Durante décadas, los argentinos nos formamos bajo ese mandato, tal vez sin reflexionar críticamente acerca de lo que significa, sin tener en cuenta procesos históricos de largo plazo entre otras cosas porque el dolor por los muertos está muy cerca y porque las causas sagradas no se cuestionan. Es muy difícil, en consecuencia, mirar las cosas de otra manera. Pero seguramente es el esfuerzo más importante que tenemos que hacer.
El libro de John Fowler puede ser una excelente puerta de entrada para hacerlo. John no está a favor de los británicos ni de los argentinos, sino de los isleños. Es decir, expresa a esa “tercera parte” que la posición oficial argentina sólo reconoce en sus “intereses”, y cuya “autodeterminación” los británicos defienden instrumentalmente desde 1983.
Para Fowler, a casi doscientos años de 1833 y a más de treinta de la guerra, lo que debemos pensar es la idea de una nueva nación en el Atlántico Sur. Lo dice claramente al final de su libro: si “el gobierno argentino pudiera descartar la vieja y vacía retórica escolar de posesión y diera el primero y audaz paso en esa dirección nueva y más productiva, todos los que tenemos algo que ver con el Atlántico Sur podríamos conmemorar no solo tragedias compartidas, sino también celebrar un futuro nuevo y emocionante”.