Tras la reaparición este lunes de la presidenta Cristina Fernández se produjeron los anunciados cambios en el Gabinete de gobierno argentino y se está a la espera de un paquete de medidas seguramente a anunciarse luego de la asunción de los nuevos titulares el próximo miércoles.
Así es que el actual gobernador del Chaco, Jorge Capitanich, y quien tuviera un excelente desempeño en las elecciones legislativas del pasado 27 de octubre, a diferencia de otros líderes kirchneristas, será nuevo jefe de Gabinete. Cargo que ya ocupara durante el interinato de Eduardo Duhalde una década atrás.
Capitanich reemplaza a un anodino Juan Manuel Abal Medina, muy trabajador pero que nunca tuvo un despliegue de personalidad como demostraran algunos de sus antecesores en un cargo particularmente sensible y quizá ahora de más intensidad pues conviven varios factores.
En efecto a pesar del buen ánimo y entusiasmo desplegado por la presidenta Cristina Fernández el lunes por la tarde durante sus siete minutos en video para saludar a todos quienes la apoyaron o se sintieron junto a ella por esos momentos difíciles, (y filmados por la hija Florencia y matizados con algunos chispazos irónicos tan característicos), los cuales marcaron su retorno a la actividad, persiste la incógnita sobre la verdadera situación sanitaria de la jefa de estado, además del ritmo de trabajo que pueda o le limiten a tolerar.
Tiene por delante dos años, los más desafiantes de su gobierno: retiene la mayoría en el Congreso pero disminuida, y debe gobernar hasta diciembre del 2015. Por otra parte Sergio Massa se ha erigido como jefe del Peonismo disidente con un buen desempeño electoral el 27 de octubre. Hay que ver hasta cuando aguantan los caciques Peronistas la fidelidad a un jefe en declive y salida, antes de dar el salto al nuevo escenario.
Finalmente, y sin olvidar que dado lo delicado de la situación económica argentina y algunas medidas dolorosas que habría que implementar ( o no), y que la oposición unida entiende que debe tomarlas Cristina, y sólo Cristina, la presidenta debe armar el legado del Kirchnerismo, en la selección de algún candidato confiable para el 2015.
Además de algún acuerdillo político sumado a una red de contención contra la lluvia de juicios (referidos a supuestos casaos de corrupción) que seguramente le caigan al día siguiente de abandonar la Casa Rosada.
En efecto son varios los nombres de fieles que se estarían manejando en Olivos, incluyendo el del nuevo jefe de gabinete, Capitanich, pero también hay varios gobernadores más, de Entre Ríos, Salta con aspiraciones, y siempre surgen los tapados.
Todos estos escenarios auguran buenas dosis de stress, y habrá que ver cuánto aguanta Cristina, o piensa que pueda aguantar.