Brasil se está convirtiendo en un basurero para productos agrícolas tóxicos prohibidos en Estados Unidos y Europa.
La alarma la dio ayer Rosany Bocher, coordinadora del Sistema Nacional de Información Tóxico-farmacológica de la Fundación Oswaldo Cruz al periódico brasileño O Estado de São Paulo.
Estamos consumiendo la basura que otras naciones rechazan, afirmó, y recordó que el metamidofos, prohibido en la Unión Europea, China, India y Paraguay, se sigue utilizando aquí. Brasil se ha convertido en el destino principal de productos prohibidos en otros países. En este momento, los agricultores brasileños utilizan 10 sustancias rechazadas por la Unión Europea y Estados Unidos, según estudios realizados por la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa), creada en 2002 para la vigilancia del uso de productos tóxicos. Desde su fundación, Anvisa ha conseguido que se prohibieran cuatro productos. En 2008, la agencia elaboró una nueva lista de productos que deberían ser vetados, pero la burocracia e intereses políticos y económicos han logrado que sustancias que no se utilizan en otros países se sigan usando en Brasil.
Algunos de estos productos, como el metamidofos, el acetato y el endosulfán, causan graves perjuicios a la salud. El endosulfán, un pesticida, daña el sistema endocrinológico. Según datos del Ministerio de Comercio Exterior, Brasil importó en 2008 al menos 1.840 toneladas de este producto, y el año pasado, la cifra aumentó a 2.370 toneladas.
Además, las fábricas brasileñas de productos agrícolas tóxicos cometen graves fallos en la aplicación de las reglas sanitarias, hasta el punto de que seis de las siete industrias del ramo se han visto obligadas a parar su producción tras las inspecciones sanitarias. Los productos que no han sido prohibidos ocupan el cuarto lugar en intoxicaciones en el país. En 2008 fueron registrados 6.200 casos provocados por estas sustancias que, entre otras enfermedades, causan problemas hepáticos, hormonales, neurológicos, reproductivos y cáncer.