En una evocación de anhelados recuerdos, me traje un montón de álbumes y casetes en VHS de casa de mi mamá. Hay un video en particular que me encanta; uno donde salgo dándole palo a la piñata. Venezuela, Parque Vinicio Adames, 1996. Una torta con arequipe. Golosinas. Payasitas llenas de témpera. Yo parecía un muñequito de colección, como si fueran a tomarme una foto de fin de año escolar. Lucía bonito, más o menos como arreglan, todos los domingos, a las criaturitas que ocupan las literas de “Las Villas de los Chiquiticos”, ubicada en la caraqueña avenida Río de Janeiro. A los varoncitos se les viste con camisa de cuello y, a las hembritas, se les echa gelatina de escarcha en las trencitas del pelo. A ellos se les prepara para el día de visitas y no para una fiesta de cumpleaños. Es la única ocasión donde se les rinde homenaje en esa triste infancia; en ese despecho feroz y deshumanizante que representa el camino a la adultez.
Tras duplicarse en 20 años, la tasa de obesidad bajó entre adolescentes de familias ricas en Estados Unidos, pero sigue en ascenso entre jóvenes pobres, reveló una investigación difundida hoy. Las estadísticas recientes indican que el rápido aumento de la obesidad observado en los adolescentes (12 a 17 años) en Estados Unidos durante los años 1980 y 1990 se ha estabilizado.