George Floyd, el ciudadano negro cuya muerte a manos de un policía blanco desató protestas en cinco continentes y puso al mundo a reflexionar sobre la injusticia racial, fue honrado el martes en una iglesia de Houston, Estados Unidos, antes de su entierro y del último adiós de un país que se enfrenta a la tensión racial, la debacle económica y el coronavirus, todo en un año electoral.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó el domingo ya no solo con apelar a la Guardia Nacional sino a recurrir al ejército si los gobernadores demócratas locales no responden con dureza contra la violencia en las protestas por el crimen de George Floyd.
Se han emitido toques de queda obligatorios para Minneapolis y la ciudad gemela de St. Paul luego de tres noches seguidas de protestas, dos de las cuales involucraron actividades cada vez más violentas, incluidos saqueos e incendios provocados, tras la muerte de George Floyd.
Luego de tres días de protestas violentas contra la discriminación racial, este viernes fue detenido y acusado de asesinato en tercer grado el policía Derek Chauvin, quien en lunes mató asfixiando con su rodilla a un hombre negro, George Floyd, que ya estaba esposado en el suelo y que le rogó varias veces que aflojara la presión porque no podía respirar.