El presidente de Nicaragua Daniel Ortega denunció este jueves una conspiración para sacarlo del poder y tildó a los obispos de golpistas, lo que deja en entredicho la gestión mediadora de la iglesia en el diálogo para buscar una salida a la crisis política, que ha dejado más de 350 muertos en tres meses.
El Gobierno de Nicaragua aseguró el miércoles que el país avanza en la seguridad y la paz, y dio gracias a Dios por las victorias que, según el Ejecutivo, alcanzó en los últimos días, en los que se efectuó la Operación Limpieza en la localidad de Masaya, bastión de las revueltas populares.