El poderoso sindicato alemán de la metalurgia IG Metall inició este lunes un pulso social que se anuncia como uno de los más duros de los últimos años en Alemania, en una industria clave para el país. IG Metall no solo pide un aumento salarial, sino que también reivindica el derecho de los trabajadores a pasar temporalmente a la semana de 28 horas para ocuparse de sus hijos o familiares dependientes.