La calidad del transporte público en la región ha disminuido significativamente en las últimas décadas, y con ello, las ciudades no han podido detener la continua compra de vehículos particulares, lo que repercute en la creciente congestión, según concluye el más reciente estudio publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo, BID, políticas de transporte público en América Latina y el Caribe.