Los activistas no quedaron del todo satisfechos con el discurso de disculpa pronunciado el viernes en la Universidad de Guyana por un descendiente del ex Primer Ministro británico y explotador de esclavos William Gladstone, e insistieron en que se debían reparaciones por valor de 1,2 billones de dólares estadounidenses. Mensajes tales como “nuestros antepasados merecen justicia real” proliferaron por Georgetown.
El fiscal general de Brasil, Augusto Aras, presentó el lunes una solicitud ante el Supremo Tribunal Federal (STF) para que el delito de trabajo análogo al de esclavo no prescriba, ya que lo que constituye una garantía constitucional para los acusados, no debe ser absoluta.