La capital china amaneció el domingo envuelta en una densa capa de contaminación que mantiene a la metrópolis en alerta naranja, la segunda más grave tras la roja y la primera vez que se activa en lo que va de año.
El gobierno municipal de Beijing en su afán de “sanear la calidad del aire” dispuso fuertes multas en respaldo de la prohibición de hacer asados al aire libre, con valores de hasta 93.600 Yuanes (unos 15.200 dólares) para los infractores.