Despuntaba la madrugada del 10 de enero cuando unos 30 venezolanos embarcaron, tras la orden de uno de los contrabandistas, una pequeña lancha y partieron rumbo a la isla de Curazao, a unos 100 kilómetros de donde zarparon. Tras 3 meses de planeación y 7 horas de travesía sobre un mar agitado, una gran ola golpea la pequeña embarcación, despedazándola, informó uno de los sobrevivientes mientras espera ser deportado de vuelta a Venezuela tras ser rescatado y detenido por las autoridades neerlandesas.