Era martes 25 de mayo de 1982, fiesta patria en Argentina, y en plena guerra de las Falklands/Malvinas se hacía necesario un golpe de gracia a la Fuerza de Tareas británica, la cual a pesar de la pérdida de varias naves de guerra, había logrado desembarcar en San Carlos sobre el estrecho que divide a las dos islas mayores del archipiélago y se había hecho fuerte en tres playas.