La peor crisis política de la democracia española afronta 24 horas dramáticas en las que el presidente catalán Carles Puigdemont decidirá si cede a amenazas y apelaciones de derecha e izquierda, o declara la independencia como le exigen sus aliados. El último llamamiento a Puigdemont para que renuncie a la proclamación lo hizo la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, asegurando que esta pondría en peligro “la cohesión social”.
El ayuntamiento de Barcelona, liderado por la activista anti-desahucios Ada Colau, ratificó este lunes su posición de neutralidad en torno al debate sobre la independencia de Cataluña a tres semanas de unos comicios regionales centrados en esta cuestión.
La plataforma ciudadana inspirada en los ’indignados’ e integrada por 'Podemos' fue la más votada en las elecciones municipales en la capital catalana y también podría intentar formar una coalición de gobierno en Madrid, donde quedó segunda.