La Organización de los Estados Americanos (OEA) adoptó por unanimidad una declaración durante su Asamblea General en Antigua y Barbuda, apoyando el reclamo de soberanía de Argentina sobre las Islas Falklands/Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur.
La OEA instó al Reino Unido a reanudar rápidamente las conversaciones bilaterales para resolver la disputa de forma pacífica, tras una declaración similar del Comité Especial de Descolonización de las Naciones Unidas del 18 de junio.
El canciller argentino, Gerardo Werthein, y el presidente Javier Milei celebraron esta decisión, reafirmando el compromiso de Argentina con la recuperación de los territorios.
El enviado de Argentina ante la OEA, Carlos Cherniak, criticó al Reino Unido por evitar las conversaciones, alegando un supuesto principio de autodeterminación de los habitantes de las islas, citando un referéndum de 2013 en el que casi el 100% votó a favor de seguir siendo británico.
También acusó al Reino Unido de acciones unilaterales, como otorgar licencias para la exploración de recursos naturales, e ignorar una resolución de la ONU de 1965 que exigía diálogos sobre soberanía.
Esta controversia debe resolverse mediante el diálogo, insistió. El Reino Unido sigue negándose al diálogo, alegando un supuesto principio de autodeterminación a favor de los habitantes británicos de las Islas Malvinas, añadió. Buenos Aires afirma que las islas fueron ocupadas por fuerzas británicas en 1833, expulsando a la población argentina.
La OEA se comprometió a mantener el tema en su agenda hasta que se alcance una solución negociada, mientras que el secretario general Albert Ramdin hizo hincapié en la necesidad de resolver la disputa mediante el derecho internacional.
El Reino Unido mantiene su postura contraria a las negociaciones, afirmando su soberanía basándose en la voluntad de los isleños.
En 1982, Argentina y el Reino Unido libraron una guerra por las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur, en la que murieron 649 argentinos, 255 británicos y tres locales. Tras 74 días, el ejército argentino fue derrotado por las fuerzas británicas.