El balandro ARA Alférez Sobral de la Armada Argentina, de activa participación en la Guerra de 1982, fue hundido como blanco de prácticas de tiro frente a la costa de Necochea debido a la falta de fondos para su mantenimiento. Partiendo de la Base Naval de Mar del Plata, el buque, originalmente el USS Salish de la Segunda Guerra Mundial y posteriormente bautizado en honor al explorador argentino José María Sobral, fue remolcado hasta su lugar de descanso final en las coordenadas 39°54'S, 59°30'O.
Durante la Guerra de las Malvinas/Falklands, el Sobral fue atacado por helicópteros británicos el 2 de mayo de 1982 mientras rescataba a dos pilotos. El ataque resultó en la muerte de ocho tripulantes, incluido el Capitán de Corbeta Sergio Raúl Gómez Roca. El excombatiente Ricardo Abel Cuevas, sobreviviente del ataque, expresó su profunda tristeza por el destino del buque, describiéndolo como un símbolo de su resiliencia en tiempos de guerra. A pesar de los esfuerzos de veteranos de guerra como Adolfo Schweihofer y Owen Grippa por preservar el Sobral como buque museo en Santa Fe u otros lugares, las limitaciones financieras llevaron a su desmantelamiento y hundimiento.
El barco, que también ayudó al Calypso de Jacques Cousteau en 1972, fue llorado por los veteranos, que lo consideraban una caja de seguridad y una pieza del patrimonio naval argentino, ahora perdido en el mar.
Gómez Roca fue el oficial naval de mayor edad que perdió la vida en combate, recuerda Cuevas, quien era cabo segundo electricista y formó parte del departamento de máquinas del Sobral.
Al igual que hicieron con el buque Comandante Luis Piedrabuena, lo están llevando a alta mar para atacarlo y hundirlo, también lamentó, recordando que fue el propio Sobral en 1988 quien remolcó el Piedrabuena a su destino final.
Schweihofer quería que el barco tuviera su amarre permanente en Santa Fe. Durante 10 años, junto con Owen Crippa, hemos estado trabajando para recuperarlo y crear un barco-museo para que la gente lo visite, lamentó.
Además de Santa Fe, se anunciaron otras iniciativas para preservar el buque en Olivos, Ushuaia, Santa Cruz, Chubut y Entre Ríos. Sin embargo, se requirió una inversión de alrededor de US$ 250.000 para que volviera a estar en condiciones de navegar.