Las autoridades brasileñas decretaron este lunes el «estado de escasez de agua» en las cuencas de cinco grandes ríos de todo el país. La crítica situación afecta a unos 2.264 millones de km², se explicó. Es la primera vez en más de 100 años de seguimiento de estos niveles de agua que se adopta una medida tan extrema.
La Agencia Nacional de Aguas y Saneamiento Básico (ANA) explicó que los ríos Madeira, Purús, Tapajós y Xingu son afluentes del río Amazonas. Por su parte, el río Paraguay atraviesa el Pantanal. Se espera que la región norte de Brasil mantenga intensas condiciones de sequía, según datos de la ANA.
Mientras tanto, el Centro Nacional de Desastres Naturales (Cemaden), advirtió que cerca de 50 ciudades de Maranhão se enfrentaban a una grave sequía. La declaración del Cemaden excluyó esta vez al río Madeira porque ya había sido mencionado en advertencias anteriores en 2024, mientras que la situación es inédita para los otros cuatro.
Irónicamente, este año, cuando el Estado de Rio Grande do Sul se vio afectado por grandes inundaciones, el 26% del territorio brasileño sufrió las consecuencias de la sequía extrema, que se cree que es el resultado del cambio climático.
En este escenario, el Gobierno Federal de Brasil ha adoptado una posición ambigua. Aunque reconoce el panorama crítico, está recortando los presupuestos de vigilancia.
El Secretario de Cambio Climático, André Lima, dijo que creía que los cambios climáticos habían llegado para quedarse y que las sequías y las inundaciones serían cada vez más frecuentes e intensas.