El dólar estadounidense se quedó a un ápice de cruzar la barrera de los 6 reales, después de que las medidas anunciadas este jueves por el Gobierno brasileño del presidente Luiz Inácio Lula da Silva despertaran cierto malestar en el mayor país de Sudamérica. La moneda local ha caído un 23,4% este año y un 3,36% sólo esta semana.
La devaluación del 1,30% del jueves dejó la cotización en R$ 5,98, un nuevo máximo histórico desde que el real comenzó a circular en 1994, en medio de las turbulencias por los últimos anuncios del ministro de Finanzas, Fernando Haddad. También se informó que, en algún momento del día, se perforó la barrera psicológica de los R$ 6.
El mercado financiero brasileño recibió con pesimismo el paquete fiscal de Haddad, esperado desde hace semanas, consistente en un recorte del gasto público que permitirá al Gobierno ahorrar 70.000 millones de reales (11.800 millones de dólares) en los próximos dos años. La medida busca asimismo limitar algunos beneficios sociales, las pensiones militares y los llamados supersalarios de algunos funcionarios, entre otros ajustes.
La tendencia alcista del dólar ya había sido impulsada por las expectativas en torno al paquete fiscal de Haddad, lo que trajo volatilidad a la escena local, golpeada también por factores externos como la política proteccionista del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, y las tensiones geopolíticas, incluidos los conflictos en Oriente Medio.
Se esperaba que el paquete de ajuste fiscal de Haddad fuera un antídoto contra la suba del dólar y la creciente desconfianza de los inversores. Sin embargo, se consideró paliativo e insuficiente para contener el desequilibrio fiscal del país.
Además del dólar, también subió la curva de rendimiento de los futuros, poniendo en precio la posibilidad de aumentos más agresivos de la tasa Selic. Los tipos de interés podrían alcanzar el 14,25% en los próximos meses para contener la inflación que el dólar podría impulsar.
La reacción negativa también refleja la creciente percepción de que el Gobierno se enfrenta a retos considerables para mantener el equilibrio fiscal en un escenario de tipos de interés altos y contención del gasto. En otras palabras, la incertidumbre ha llegado a Brasil para quedarse por un tiempo. De ahí que el tipo de cambio siga siendo una variable de preocupación.