El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, inauguró este martes la 79ª Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York con un discurso centrado en las deficiencias del Consejo de Seguridad ante los recientes acontecimientos mundiales y pidió asientos permanentes en el órgano para América Latina, así como para África, al tiempo que insistió en que tal omisión era un eco inaceptable de las prácticas de dominación del pasado colonial. En la actualidad, sólo Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Reino Unido son miembros permanentes y todos ellos tienen poder de veto.
Lula subrayó a continuación la necesidad de una amplia revisión de la Carta de la ONU y argumentó que otras instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial se han adaptado a la nueva realidad, sin lo cual no habrá cambio efectivo.
El jefe de Estado brasileño también señaló que América Latina atraviesa una nueva década perdida, con un crecimiento medio de apenas el 0,9%, mientras falsos patriotas o ultraliberales han surgido en la escena política local. Es muy probable que tuviera en mente al Presidente argentino Javier Milei, pero nunca lo mencionó por su nombre. Lula describió el panorama actual como muy similar al de los años 80, que según él tuvo efectos desastrosos en el panorama político, y para peor los ultraliberales agravan las dificultades.
El futuro de América Latina es construir Estados sostenibles, inclusivos, que enfrenten todas las formas de discriminación y que no sean intimidados por corporaciones, plataformas digitales o individuos que se creen por encima de la ley, mencionó también Lula.
También afirmó que la difícil aprobación del recién firmado Pacto para el Futuro mostró el debilitamiento de nuestra capacidad colectiva de negociación y diálogo. Añadió que su alcance limitado es también una expresión de la paradoja de nuestro tiempo: damos vueltas entre posibles compromisos que conducen a resultados insuficientes.
Ni siquiera con la tragedia del Covid-19 fuimos capaces de unirnos en torno a un Tratado de Pandemia en la Organización Mundial de la Salud, señaló también Lula. Tenemos que ir mucho más lejos y dotar a la ONU de los medios necesarios para hacer frente a los cambios vertiginosos del panorama internacional, prosiguió.
En opinión de Lula, la crisis de la gobernanza mundial exige transformaciones estructurales, incluida la Carta de la ONU, que nunca ha sido objeto de una reforma integral a pesar de que cuando se fundó la organización había 51 países y hoy hay 193. La versión actual de la Carta no aborda algunos de los retos más acuciantes de la humanidad, se lamentó. Los diversos conflictos armados en el mundo tienen el potencial de convertirse en enfrentamientos generalizados, subrayó también, al tiempo que denunció que el cargo de Secretario General de la ONU nunca ha sido ocupado por una mujer.
Según la Agencia Brasil, el país sudamericano también propuso transformar el Consejo Económico y Social de la ONU en el principal foro para tratar el desarrollo sostenible y la lucha contra el cambio climático, con capacidad real de inspirar a las instituciones financieras; revitalizar el papel de la Asamblea General, incluso en cuestiones de paz y seguridad internacionales; fortalecer la Comisión de Consolidación de la Paz; y reformar el Consejo de Seguridad, centrándose en su composición, métodos de trabajo y derecho de veto, para hacerlo más eficaz y representativo de las realidades contemporáneas.
No me hago ilusiones sobre la complejidad de una reforma como ésta, que se enfrentará a intereses cristalizados en el mantenimiento del statu quo. Requerirá un enorme esfuerzo negociador, pero esa es nuestra responsabilidad. No podemos esperar a otra tragedia mundial, como la Segunda Guerra Mundial, para construir una nueva gobernanza global sobre sus escombros. La voluntad de la mayoría puede persuadir a quienes se aferran a las burdas expresiones de los mecanismos de poder, consideró también Lula.
Este año, el debate general de la Asamblea General se centra en No dejar a nadie atrás: actuar juntos para avanzar en la paz, el desarrollo sostenible y la dignidad humana para las generaciones presentes y futuras.
Fue la novena vez que Lula abrió el debate general de jefes de Estado. Durante sus dos mandatos anteriores, participó todos los años entre 2003 y 2009. En 2010, estuvo representado por el entonces ministro de Relaciones Exteriores y actual asesor especial, Celso Amorim. El año pasado, ya en su tercer mandato, Lula también abrió la sesión de debate.
Durante su estancia en Nueva York desde el 21 de septiembre, Lula ha mantenido reuniones con el canciller alemán, Olaf Scholz; la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; y el primer ministro de Haití, Garry Conille.