El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, dijo este domingo a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que a la entidad mundial le falta ambición y osadía para cumplir su papel, informó la Agencia Brasil. El mandatario sudamericano hizo estas declaraciones durante la llamada Cumbre del Futuro. Lula también insistió en la necesidad de cambios estructurales para enfrentar los conflictos armados en el mundo actual.
La pandemia, los conflictos en Europa y Oriente Medio, la carrera armamentista y el cambio climático han puesto en evidencia las limitaciones de los organismos multilaterales. La mayoría de los organismos carecen de la autoridad y los medios de aplicación necesarios para hacer cumplir sus decisiones. La Asamblea General ha perdido su vitalidad y el Consejo Económico y Social se ha vaciado, dijo Lula.
El año pasado, Brasil no consiguió aprobar una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el conflicto entre Israel y el grupo palestino Hamás, que controla la Franja de Gaza. En aquella ocasión, el veto de Estados Unidos -miembro permanente- hizo imposible la aprobación, incluso tras largas negociaciones de la diplomacia brasileña. Otras resoluciones presentadas también fracasaron tras los vetos de Estados Unidos o Rusia, otro Miembro Permanente. Según las normas del Consejo de Seguridad, una resolución necesita 9 de los 15 miembros para ser aprobada, siempre que no se ejerza el veto.
El Pacto para el Futuro, que precede a la Asamblea General de la ONU, reúne a los líderes mundiales para debatir formas de abordar las crisis de seguridad emergentes, acelerar la consecución de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y hacer frente a las amenazas y oportunidades de las tecnologías digitales. Lula destacó como aspectos positivos del Pacto el tratamiento de forma inédita de cuestiones importantes como la deuda de los países en desarrollo y la fiscalidad internacional; la creación de un foro de diálogo entre jefes de Estado y de Gobierno y dirigentes de instituciones financieras internacionales. Según Lula, esto promete volver a situar a la ONU en el centro del debate económico mundial.
Asimismo, el jefe de Estado brasileño mencionó los avances hacia una gobernanza digital inclusiva que reduzca las asimetrías de una economía impulsada por los datos y mitigue el impacto de nuevas tecnologías como la inteligencia artificial. En su opinión, todos estos avances son loables y significativos, pero aún nos falta ambición y audacia.
Lula también criticó al Consejo de Seguridad de la ONU, cuya legitimidad se reduce cada vez que aplica un doble rasero o se omite ante las atrocidades. Para Lula, las instituciones de Breton Woods, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, desatienden las prioridades y necesidades del mundo en desarrollo. El Sur Global no está representado de forma coherente con su actual peso político, económico y demográfico, afirmó.
El dirigente brasileño afirmó que en los últimos 20 años ha habido pocos avances en la agenda multilateral para reformar el sistema de la ONU y citó como medidas positivas la Comisión de Consolidación de la Paz, creada en 2005, y el Consejo de Derechos Humanos, creado en 2006. También advirtió de que los Objetivos de Desarrollo Sostenible, pese a ser la mayor empresa diplomática de los últimos años, van camino de convertirse en nuestro mayor fracaso colectivo.
Al ritmo actual de implementación, sólo el 17% de los objetivos de la agenda 2030 se alcanzarán a tiempo. Como presidente del G20, Brasil lanzará una alianza global contra el hambre y la pobreza para acelerar la superación de estos flagelos, afirmó. Lula también advirtió que los niveles de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y de financiación para el clima serán insuficientes para mantener el planeta a salvo. En asociación con el Secretario General [de la ONU, António Guterres], en preparación para la COP30, vamos a trabajar por un equilibrio ético global, reuniendo a diversos sectores de la sociedad civil para pensar la acción climática desde la perspectiva de la justicia, la equidad y la solidaridad, prosiguió.
No podemos retroceder en la promoción de la igualdad de género, ni en la lucha contra el racismo y todas las formas de discriminación. Tampoco podemos volver a vivir con amenazas nucleares. Es inaceptable retroceder a un mundo dividido en fronteras ideológicas o zonas de influencia. Naturalizar el hambre de 733 millones de personas sería vergonzoso. Retroceder en nuestros compromisos es poner en jaque todo lo que hemos construido con tanto esfuerzo, señaló también Lula.
Necesitamos coraje y voluntad política para cambiar, creando hoy el mañana que queremos. El mejor legado que podemos dejar a las generaciones futuras es una gobernanza capaz de responder eficazmente a los desafíos que quedan y a los que surgirán, abundó.
La Cumbre para el Futuro es un evento paralelo a la Asamblea General de la ONU. En ella se aprobó el domingo una declaración de los Estados miembros para reforzar la cooperación mundial y establecer compromisos para adaptarse mejor a los retos actuales, con vistas a un multilateralismo renovado y eficaz, en beneficio de las generaciones futuras.
Lula tiene planeado inaugurar la Asamblea General de la ONU el martes, dada la tradición de Brasil de ser el primer país en tomar la palabra.