Los especialistas en enfermedades respiratorias están preocupados por las personas que sufren los efectos de los incendios forestales de larga duración en varias partes del país más grande de Sudamérica e insisten en que los niños y los ancianos necesitan una atención especial, según informó la Agencia Brasil. El exceso de humo en el aire unido al clima seco ha causado molestias a muchas personas, advirtió la presidenta de la Sociedad Brasileña de Neumología y Fisiología (SBPT), Margareth Dalcolmo.
Nosotros, los especialistas, estamos profundamente preocupados por los daños, muchas veces agudos, [que la baja calidad del aire causa] al sistema respiratorio. Están causando rinitis, asma, bronquitis aguda y muchas alergias respiratorias, comprometiendo a los niños y, sobre todo, a los ancianos, grupos que son siempre los más vulnerables a estos daños, subrayó.
Evaluar los daños causados a las personas no es fácil, dada la variedad de sustancias nocivas transportadas por el aire. No podemos, hasta ahora, definir si se trata de un daño definitivo o temporal, porque lo que circula en esta contaminación atmosférica -asociada a la extrema sequedad y calor- contiene muchas sustancias extremadamente nocivas, añadió la neumóloga.
Asimismo, explicó que la espuma liberada por los incendios contiene mezclas de gases tóxicos y partículas muy finas que dañan los alvéolos pulmonares: También producen monóxido de carbono, dióxido de enxofre y compuestos orgánicos volátiles. Todos estos contaminantes pueden causar o agravar enfermedades respiratorias. Y, cuando se agravan, para las personas con asma o enfisema pulmonar, son un desastre.
En la ciudad de São Paulo se han detectado altos valores de sustancias contaminantes. ”La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda no superar los 45 microgramos, tres o cuatro días al año. Estamos superando los 300 microgramos; esto es muy grave, señaló Dalcolmo.
Sin embargo, consideró que la gente puede hacer muy poco, salvo seguir ciertas recomendaciones, como permanecer en casa el mayor tiempo posible, ventilar las residencias sin dejar que entren partículas nocivas y mantenerse hidratado. Las autoridades brasileñas también están preocupadas por el nivel de contaminación del agua potable distribuida por las redes de las grandes ciudades.
Dalcolmo admitió además un aumento de las personas que buscan ayuda para estos problemas, lo que limita la capacidad de respuesta de los médicos. Pero si una persona ya es portadora de una afección respiratoria, seguro que tiene su medicación habitual; de ahí que quizá sólo necesite una dosis mayor. Por otro lado, quienes deben buscar atención de emergencia son las personas mayores o los niños que están en el inicio de la dificultad respiratoria, que se sienten muy mal y que están en una condición que no puede ser controlada en casa, añadió al tiempo que señaló que las mascarillas no filtran partículas muy pequeñas” y por lo tanto eran bastante inútiles.
Los expertos brasileños en enfermedades respiratorias también están preocupados por el aumento de los casos de Covid-19 en Goiás, São Paulo, Mato Grosso do Sul, Río de Janeiro y el Distrito Federal, según mostró un informe de la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), con sede en Río de Janeiro. El Boletín InfoGripe de Fiocruz de la semana pasada observó un crecimiento continuo de los casos de SARS relacionados con el rinovirus en muchos estados de las regiones Nordeste y Centro-Sur, con una notable concentración en Amapá, donde la mayoría de estos casos graves de rinovirus afectan principalmente a niños y adolescentes de hasta 14 años.
Tatiana Portella, de Fiocruz, no descartó que el reciente aumento en el estado de São Paulo pueda propagar la enfermedad a otras partes de Brasil, dada la movilidad de las personas. En las últimas cuatro semanas epidemiológicas, la prevalencia entre los casos positivos fue del 14,4% de gripe A, el 3,2% de gripe B, el 9% de virus respiratorio sincitial (VRS), el 34,7% de rinovirus y el 32% de SARS-CoV-2 (Covid-19).
En cuanto a las víctimas mortales, la prevalencia fue del 25,4% para la gripe A, del 4,1% para la gripe B, del 3,7% para el VRS, del 9,8% para el rinovirus y del 50,2% para el SARS-CoV-2 (Covid-19).