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Falklands, escasez de agua y el temor a los incendios en los campos de turba

Martes, 17 de setiembre de 2024 - 07:42 UTC
Bomberos y Servicio de Rescate de las Falklands combatiendo uno de tantos incendios que se producen en verano. Bomberos y Servicio de Rescate de las Falklands combatiendo uno de tantos incendios que se producen en verano.

El cambio climático está afectando a las Islas Falklands o por lo menos eso es lo que vienen registrando las distintas experiencias y registros de los centros de investigación científica que existen en las propias Islas y que son considerados de categoría internacional.

 Pero en los hechos de la realidad también se puede comprobar cómo podrían ser la suspensión de una temporada de calamar, en vista que la biomasas para el ciclo anual se mantiene a niveles inferiores a los considerados necesarios, y si bien aún se estudian las causas, desde ya se sospecha con firmeza que en un cambio de la temperatura en el océano ha desplazado a cardúmenes de Loligo, por más pequeña que haya sido la modificación.

Igualmente en las propias Islas, las precipitaciones se han tornado erráticas e insuficientes, repercutiendo en pasturas y la provisión natural de agua en arroyos, lagunas, resulta escasa. Además las lluvias se han convertido en bombazos de agua que sobre terrenos secanos forman una costra , que no facilita la capilaridad al interior. De la misma forma la reiteración de incendios en las diferentes islas, tanto de pasturas, --árboles casi no existen a menos de algunos plantados en los cascos de estancias--, como en terrenos de turba se han tornado sumamente peligrosos, pues arde silente por días y se hace por demás difícil controlar y saber cuándo efectivamente se ha extinguido. Por si fuera poco el viento constante, y sin contemplaciones contribuye a la erosión de los suelos.

Un reciente caso ayuda a entender la gravedad del fenómeno, tal cual lo declararan Sarah Crofts y Micky Reeves gerentes de la estancia en la isla de Sea Lion, donde un incendio que se iniciara por una tormenta de rayos, en marzo pasado se convirtió en una lucha épica de más de 55 días. Todo arrancó al prender fuego a las matas de tussac, una vegetación alta y muy extendida en las costas de Falklands, refugio de aves y fauna marina, y que rápidamente se propagó alcanzando suelos de turba.

“Lo último que se puede pedir o desear a alguien es fuego en la turba. Es horrible . arde bajo tierra, sin llamas pero avanza y avanza, consumiendo el suelo”, comentó Ms Crofts ante una comisión investigadora, esperando que se comprenda la seriedad del fenómeno del fuego en las matas de tussac y la turba, y su impacto sobre el hábitat de la fauna de las Islas.

Ante la carencia de maquinaria pesada en la isla de Sea Lion, todo el trabajo de corta fuegos con zanjas tuvo que hacerse manualmente con la ayuda de los equipos del Servicio de Bomberos y Rescate de las Falklands junto integrantes de la Fuerza de Defensa de las Falklands (voluntarios), con herramientas precarias o insuficientes para la situación incluyendo rastras y bombas alimentadas de agua salada. Las Fuerzas Británicas estacionadas en el Complejo de Mount Pleasant y los helicópteros Bristow también contribuyeron con baldes de aguas lanzados desde el aire, pero igualmente pasarían semanas en combatir el siniestro.

“Para demostrar como arde la turba, basta cavar una zanja y por debajo se encuentra una suerte de túnel en combustión permanente en tanto desde la superficie se creía que solo se trataba de un poco de calor remanente. Pero no, se clava una pala en el túnel y sale humo y seguirá saliendo en tanto continúe ardiendo, Hasta tanto no cese el humo y el suelo se enfríe no hay seguridad alguna que el foco se ha extinguido.”

Igualmente durante el invierno los gerentes estuvieron revisando potenciales foco, por si volvía a aparecer combustión en el suelo y “estamos bastante confiados que con la vigilancia y el monitoreo, no hay potenciales focos ígneos nuevos o que hayan recomenzado”

La Comisión investigadora tuvo acceso a fotos y videos que ilustraban el alcance del perjuicio ocasionado y se pudo apreciar que el fuego se devoró las matas de tussac bien enraizadas y penetró en la turba profunda y otra vegetación de las Islas. Aunque para sorpresa de todos Ms Crofts resaltó que la variedad de pasto “couch” o “pasto de la abuela”, (pues tiene raíces con propiedades anti diuréticas) parecía resistir mejor el embate del fuego.

De todos modos y a pesar de los efectos de erosión que se aprecian en los terrenos quemados, ha comenzado la labor de recuperación, que tomará mucho tiempo, pero se han implantado algunas matas jóvenes de tussac y otras variedades autóctonas. Tareas para la cuales hay asistencia del gobierno local y sobretodo de organizaciones voluntarias en pro del medio ambiente.

Por último Ms Crofts dijo que una de las dificultades mayores era el suministro de agua en las lagunas y algún arroyo pues debido al cambio climático se han secado o no han tenido tiempo para volver a llenarse. De la misma forma por tratarse de una isla, instalar bombas de agua para chupar del mar no es tarea fácil ni muy accesible. De todos se mostró infinitamente agradecida a todos aquellos quienes respondieron ante la situación y se ofrecieron a colaborar.

“No debemos subestimar el trastorno mental y físico que un incendio en los campos y la turba tienen sobre las personas. No queremos ver una repetición de lo que padecimos”, concluyó..

Pero tampoco hay que desesperar, pues el gobierno de las Falklands en agosto nombró al frente del Departamento de Agricultura a Matt Davis, con un doctorado en recuperación de suelos, especializado en administración de campos con suelos de turba, en incendios de pasturas y la restauración ecológica. Ha trabajado en estos temas en EE.UU., Canadá, Escocia y enseñado en varias facultades agrícolas de su especialidad.