Las milicias progubernamentales venezolanas habrían dejado de acechar las instalaciones de lo que fuera la Embajada de Argentina en Caracas después de que el ex candidato presidencial Edmundo González Urrutia llegara a España como solicitante de asilo.
Seis antiguos ayudantes de González Urrutia y de la líder opositora María Corina Machado quedaron en el edificio después de que la delegación de Argentina abandonara el país y las instalaciones quedaran bajo protección brasileña en virtud de normas diplomáticas internacionales. Argentina ha concedido asilo a estas personas, pero el régimen de Nicolás Maduro les ha negado sistemáticamente un salvoconducto para llegar al aeropuerto.
Según el diario Clarín de Buenos Aires, la huida de González Urrutia a España tras una orden de detención en su contra y la retirada de los grupos chavistas no son incidentes separados. Mientras González Urrutia se refugiaba en la residencia del embajador holandés en Caracas, enviados del presidente argentino Javier Milei pedían a la Corte Penal Internacional (CPI) de La Haya que emitiera una orden de arresto contra Maduro y otros altos funcionarios de la administración bolivariana.
Se temía que en este escenario las fuerzas chavistas irrumpieran en el edificio para capturar a los seis refugiados, sobre todo después de que se anunciara que Venezuela había revocado la autorización a Brasil para custodiar los intereses argentinos en Caracas. Además, el suministro eléctrico de la antigua Embajada argentina había sido cortado y no se restableció hasta que se hizo pública la noticia de la llegada de González Urrutia a España.
Tras comunicar la medida a las autoridades brasileñas, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva mantuvo una reunión de urgencia con miembros de su equipo diplomático en Brasilia. La secretaria general del Ministerio de Relaciones Exteriores, María Laura da Rocha, se sentó junto a Lula, mientras que el canciller Mauro Vieira asistió a la reunión de manera virtual desde Omán, donde se encuentra en misión oficial.
Venezuela se ve obligada a tomar esta decisión motivada por las evidencias del uso de las instalaciones de esa misión diplomática para la planificación de actividades terroristas e intentos de magnicidio contra el presidente Nicolás Maduro y la vicepresidenta Delcy Rodríguez, alegó el régimen venezolano.
El gobierno de Lula replicó que Brasil quedará bajo la custodia y defensa de los intereses argentinos hasta que Argentina indique otro Estado aceptable al gobierno venezolano para ejercer las referidas funciones.
El principio de la inviolabilidad de las misiones diplomáticas, según las Convenciones de Viena sobre Relaciones Diplomáticas y Relaciones Consulares, es sagrado y abarca no sólo sus espacios físicos, sino también la dignidad e integridad de las personas allí presentes, explicó Machado en X. El asilo diplomático, como principio e institución de profundo espíritu latinoamericano, ha servido para proteger a los perseguidos políticos y ha sido un pilar esencial de la doctrina sobre la protección de los derechos humanos. Su convención, firmada en Caracas, es muy clara en cuanto a su alcance y aplicación. Hoy pretende ser violada, precisamente en esta ciudad, prosiguió.
En Buenos Aires, la Cancillería argentina advirtió que cualquier intento de injerencia o secuestro de los asilados que permanecen en nuestra residencia oficial será condenado por la comunidad internacional.
El asedio al que las fuerzas de seguridad sometieron a la embajada argentina fue una clara señal, tanto para Edmundo como para los diplomáticos españoles, de que no hay refugio seguro ahora mismo en Venezuela, escribió El País de España.
El asesor de Asuntos Internacionales de Lula, Celso Amorim, dijo estar muy conmocionado por la decisión de Maduro, que desafía la Convención de Viena. Brasil tiene a su cargo la custodia de las sedes diplomáticas de Argentina y Perú en Venezuela desde agosto.
Lula, que guarda silencio sobre las elecciones del 28 de julio en Venezuela que tanto Maduro como González Urrutia dicen haber ganado, había insistido el viernes en que el comportamiento de Maduro [era] decepcionante y que su actitud le recordaba al expresidente brasileño Jair Bolsonaro, a quien derrotó en los comicios de 2022 pero que se negó a aceptarlo. Bolsonaro pasó un mes llorando en casa sin aceptar la derrota y pensando qué hacer, argumentó Lula. Creo que Maduro, como presidente, debería demostrar que era el favorito del pueblo venezolano, pero no lo hace.