Una amenaza de bomba en la sede de la Asociación Mutual Israelí Argentina (AMIA) de Buenos Aires este lunes por la tarde fue considerada una falsa alarma, según fuentes de la Policía Federal y por autoridades de la entidad judía.
La detonación de un artefacto explosivo en el antiguo edificio de la AMIA el 18 de julio de 1994 dejó 85 muertos y desencadenó una saga de investigaciones que hasta el día de hoy casi no han arrojado resultados concluyentes.
”Informamos que hoy se recibió una intimidación telefónica y se decidió intervenir ante la Unidad de Investigación Antiterrorista de la Policía Federal Argentina (PFA), explicó la AMIA este lunes en un comunicado.
La llamada se recibió a las 14.22 hora local, activándose los protocolos de seguridad, informaron fuentes policiales a medios locales. Después de que equipos especializados registraron el lugar, no se encontraron explosivos. Durante el operativo también se bloqueó el tráfico en las adyacencias.
A pesar de la amenaza de bomba, la AMIA continuó operando con normalidad a la espera de que la PFA determinara si había o no explosivos.
También se informó que los investigadores estaban tratando de determinar de dónde provino la llamada, la segunda de este tipo en lo que va del año. Estos hechos no pueden tomarse a la ligera después de lo ocurrido en 1994, cuando además de las víctimas mortales también resultaron heridas unas 300 personas.
En una entrevista con la BBC, el presidente Javier Milei argumentó que el hecho de que Argentina se pusiera del lado de Israel en el actual conflicto en el Medio Oriente no representaba ningún peligro adicional dado que su país ya había sido blanco del terrorismo islamista dos veces. Además del atentado de 1994 contra la AMIA, en 1992 estalló una bomba en la Embajada de Israel en Buenos Aires.
Se cree que el evento de 1994 fue obra del grupo terrorista chiita libanés Hezbolá, con apoyo logístico de Irán, así como la llamada conexión local”.