El presidente colombiano, Gustavo Petro, denunció este martes la desaparición de miles de granadas, balas y 37 misiles antitanque de las bases del Ejército en Tolemaida y La Guajira. El mandatario también explicó durante una rueda de prensa en Bogotá junto al ministro de Defensa, Iván Velásquez, y el comandante de las Fuerzas Militares de Colombia, general Helder Giraldo, que desde hace mucho tiempo existen redes –integradas por personas de las Fuerzas Militares y civiles– dedicadas a un tráfico masivo de armas, utilizando el armamento legal del Estado colombiano.
Se teme que el material militar desaparecido esté en poder de grupos rebeldes. También se especuló con que podría haber sido vendido a grupos criminales en el extranjero, como las bandas que se extienden por Haití. En opinión de Petro, el armamento robado era ”para grupos armados en Colombia (...), probablemente para conflictos en el exterior, el más cercano Haití (...) y probablemente también para el mercado internacional de contrabando de armas.
La única manera de explicar estos faltantes es que existan redes conformadas por personas al interior de las Fuerzas Armadas que estén involucradas en el tráfico ilegal de armas, dijo Petro al tiempo que anunció nuevos controles para desvincular a las Fuerzas Armadas de cualquier tipo de organización criminal.
Se detectó que hay más de un millón de municiones, explosivos, granadas y armas perdidas luego de inspecciones realizadas al interior de la Fuerza Pública, el 12 de febrero en Tolemaida y el 1 de abril en La Guajira”, señaló Petro.
Las fuerzas armadas colombianas están actualmente inmersas en una lucha con el grupo rebelde FARC-EMC que se separó de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia tras el acuerdo de paz de 2016. Desde que llegó al poder en 2022, Petro ha intentado conseguir nuevos ceses de hostilidades permanentes mientras los insurgentes siguen engrosando sus arcas a través del secuestro de civiles. Quienes se oponen al impulso pacifista de Petro afirman que las conversaciones de paz han ayudado a los rebeldes a fortalecer sus posiciones y ganar más influencia sobre las comunidades.
El arsenal desaparecido incluye munición de calibre 1,62, 5,56 y 7,62, granadas de diferentes tipos, así como misiles antitanque Spike y Nimrod (de fabricación israelí) y cohetes RPG, según la Presidencia. A principios de este año, Petro anunció que Colombia dejaría de comprar armas a Israel en represalia por las acciones genocidas de Tel Aviv en Gaza.
En octubre, en respuesta a la postura pro Palestina de Petro, Israel anunció la suspensión de las exportaciones de seguridad a Colombia. Israel solía ser uno de los principales proveedores de las Fuerzas Armadas colombianas, principalmente de repuestos para los aviones de combate Kfir, adquiridos en la década de 1980, cuando también llegaron al país los fusiles Galil, fabricados bajo licencia israelí.