Las consecuencias de la fragilidad de los precios internacionales de la lana y la debilidad del mercado han llegado a las Islas Falkland y están afectando los ingresos y la posibilidad de los productores rurales de hacer frente al pago de hipotecas sobre sus campos.
El próximo 25 de abril en la sesión de la Asamblea Legislativa, el legislador MLA Gavin Short solicitará a su par MLA Teslyn Barkman que informe al pleno, cuánto ha sido el porcentaje de caída del precio de la lana, desde el pico de la zafra 2018/19 y que amplié sobre problemas de liquidez que puedan tener los productores rurales.
El semanario de las Islas, Penguin News en anticipación de la sesión realizó un rápido relevamiento entre varios productores. Por ejemplo, una productora de la Isla Este, comentó que la situación era difícil pues no había flujo de ingresos por los bajos precios de la lana y el incremento de los gastos. Agregó que tampoco tenían ayuda del banco pues eran muy mayores como para que les autoricen sobregiros. Propuso que el gobierno de las Islas desembolse un subsidio a quienes tienen menos de 10,000 ovejas y sin otra fuente de ingresos, como pueden ser el turismo. El subsidio se puede basar en los kilos de lana producido por estancia.
Otro productor de la isla Oeste confesó que la situación en los últimos tres años es cada vez más difícil, y dijo que aún tenía lana sin vender de la zafra anterior. En el 2019, la zafra le generó £68,000, el mejor ingreso desde que están en la producción ovina, pero que ahora los ingresos por zafra de lana por el mismo quilaje se derrumbaron a £25,000.
Adicionalmente el costo de vida es ahora tanto más caro, combustible, provisiones, fletes, etc. Especialmente el flete para la lana es por demás elevado: casi una libra esterlina por kilo de lana. Por tanto son años duros, sin fondos para infraestructura o mejoras en el campo. Pensó que el gobierno podría dar una mano, como lo hacen con el turismo, pues el tema de la situación del mercado de lanas no es culpa nuestra. Fondos para los costos de esquila y de fletes, serían de gran ayuda.
Otro productor comentó que desde el Covid todos los establecimientos rurales han experimentado una caída en el precio de lanas del orden del 50%. Pero igualmente manifiesta que los productores rurales no supieron ajustarse a la tendencia del mercado de lanas. Los contratistas de pandillas de esquiladores y los fleteros han incrementado sus tarifas año tras año, o sea que los costos directos, como esquila, fletes, combustible, materiales para el alambrado de campos están a punto de hacer la actividad ovina rural en nuestros campos insostenible. Agregó que empero precios más bajos en un mercado más lento, los precios de la lana de las Islas igualmente son razonables comparado a lo que se paga en mercados mundiales, muchas veces excediendo los máximos. Pero el volumen que absorbían las tejedurías de lanas, desde el Covid, no se han recuperado y por tanto hay un mercado mucho más pesado.
Es necesario especificar que si bien la lana de las Islas tiene mercado más fuerte comparado con otros mercados internacionales, globalmente en cuatro años el valor de la lana en general cayó más de un 50%. En cuanto a posible ayuda del gobierno, dijo que los establecimientos rurales están sufriendo mucho y le recuerdan la década de mediados de los noventa cuando los productores jóvenes buscaban una segunda fuente de ingresos, fuera de los campos ya fuera como obreros, en servicios, transporte, estibadores, como forma de aumentar ingresos.
Actualmente hay muy pocos productores rurales en la isla Oeste que no cuentan con una segunda fuente de ingreso, fuera de los campos. Si bien los precios de la lana son más altos que en los noventa, los costos adicionales se han chupado todo. Para colmo recientemente el gobierno de las Islas cancelaron dos apoyos financieros con que se contaban, como por ejemplo ayuda con la mano de obra y con los combustibles pero estos marcharon con unos recortes que hizo el gobierno de las Islas. Sería interesante que el gobierno los reimplantara. Otro productor se quejó que no puede hacer frente a los pagos de la hipoteca del campo y que ha hablado con legisladores y gente de la Corporación para el Desarrollo, y estos llegaron a decirle que se deshaga del Campo. Recibí por la zafra de lana £29,000 el año pasado pero necesito £1,400 por mes, y no queda nada para hacer funcionar el campo.
Otro productor confesó que mucho le preocupaban aquellos con menos de 3,000 ovejas, es muy duro, deben conseguir un trabajo fuera del campo, con problemas además familiares.
Otro productor fue más cáustico, tengo la suerte de contar con ingresos adicionales por el turismo y además estoy reduciendo el rodeo ovino pues los suelos se han vuelto muy secanos y todos los otros costos se siguen incrementando. Con suerte puede que de aquí a tres años tengamos algunas ovejas, pero el costo de la esquila, el transporte son incontenibles...
Justin Knight afirmó que todos los días revisa mercados de lana, y sabiendo el micronaje promedio de algunos colegas, la deben estar pasando muy mal. Los precios de la lana al principio de la zafra fueron muy pobres, y preparar y clasificar la lana no es barato. Vendimos la lana y los precios para como está el mercado estuvieron bien, fue lo más que nos ofrecieron y como teníamos trabajos pendientes en los galpones los aceptamos. Pero en definitiva los productores de lana al igual que con otras industrias están a merced de los mercados globales. En verdad no se qué puede hacer el gobierno de las Islas, con una caída del 50% en el valor de la lana, obliga a tener otro trabajo, otra fuente de ingresos.
En cuanto a la Corporación para el Desarrollo, me gustaría saber por qué no proporcionaron información sobre el apoyo a programas como el de Estándares Responsables de Lanas, RWS, al igual que el Plan para Mejoramiento de Estancias, FIP. Knight no se mostró a favor de subsidios para las hipotecas.
Nick Pitaluga, productor de uno de los establecimientos más importantes de las Islas y miembro de la Asociación de Negocios Rurales, dijo que estaba muy al tanto que de muchos productores estaban sufriendo por las actuales circunstancias y se consideró afortunado que durante los años se había volcado dinero a un fondo de reserva.
Nuestros ingresos con precios actuales serían 40% por debajo, en tanto por ejemplo los costos de los fletes en tres años saltaron de £5,500 a £11,000. De la misma forma se han incrementado los valores de las hipotecas al igual que de las materias primas, pero afectan a todos por igual, ciudad y campo. Asimismo mientras los valores de los rebaños enviados a las plantas de faena cayeron, los del transporte aéreo como marítimo crecieron. Tenemos la fortuna de contar con un jardín grande donde plantar vegetales para la alimentación.
Normalmente tenemos un adelanto en el banco sobre las ventas de lanas, para hacer frente a los gastos corrientes, pero este año esas reservas nos las hemos consumido en siete/ocho meses antes de lo comúnmente previsto
Las ventas de la lana fueron muy pobres, no hay otra forma de describirlo, y los compradores solo arriesgan si tienen los suficientes pedidos en materia textil como para embarcarse en adquisiciones significativas Describió al mercado actual como más estancado que en los años 80/90 cuando los excedentes australianos deprimieron los valores en el mercado mundial.
La lana entonces siempre de alguna forma lograba venderse, no sólo a valores que ayudaban a sobrevivir, sino además para afrontar los costos para los nuevos productores. De ahí los diversos programas del gobierno de Falklands que abundaban, además de los subsidios directos para asegurarse que la gente permaneciera en el Campo.
Pitaluga dijo que su mayor preocupación era por aquellos productores jóvenes y sus familias con una superficie importante para administrar y quienes además deben enfrentar un masivo servicio de deuda
Anticipando que alguna forma de asistencia puede entenderse, y como estamos hablando del corazón mismo del futuro rural de las Islas, con toda seguridad será el foco de discusiones en el programa de la próxima Semana de la Producción Rural