Los servicios de autobuses urbanos en la ciudad argentina de Rosario, devastada por la violencia, estaban volviendo gradualmente a la normalidad después de que los conductores se declararan en huelga tras una carta amenazadora recibida por la mañana, presumiblemente de grupos de narcotraficantes.
Un conductor de la línea local 153 recibió alrededor de las 4.30 una nota que contenía el dibujo de una bala. Ante esta acción intimidante, la mayoría de los conductores se declararon en huelga en solidaridad. Los dirigentes sindicales del gremio UTA comenzaron entonces a discutir las acciones a seguir.
Sin embargo, tras una reunión con autoridades del gobierno provincial de Santa Fe, se levantó la medida de fuerza y los buses volvieron a circular por las calles de Rosario. Se informó que las cosas volvieron a la normalidad alrededor de las 16, hora local.
Según medios locales, los agentes del orden realizarán controles aleatorios a los pasajeros, mientras que las instalaciones donde estacionan los autobuses durante la noche estarán fuertemente vigiladas.
El dirigente de la UTA, Sergio Mancini, dijo que los trabajadores eran conscientes de las consecuencias de su paro y explicó que se estaban reprogramando los turnos para poder reanudar completamente los servicios lo antes posible, pero admitió que tomaría algunas horas.
Dos conductores de autobuses de Rosario -César Roldán y Marcos Daloia- ya han sido asesinados este año mientras las bandas de narcotraficantes reinan en una ciudad también conocida como la Chicago argentina.