El Papa Francisco, nacido en Buenos Aires, fue hospitalizado este miércoles para un chequeo médico tras el cual fue dado de alta con un estado gripal, mientras aumentaba la preocupación por su salud. El Pontífice, de 87 años, solicitó a un asistente que hiciera la lectura durante un servicio en el que dijo a los fieles que aún no se sentía bien. También había cancelado sus compromisos del sábado y del lunes.
Queridos hermanos y hermanas, todavía estoy un poco resfriado, comentó Francisco el miércoles con voz ronca y un poco de tos.
En diciembre, el Papa se vio obligado a cancelar un viaje a la cumbre COP28 en Dubai debido a una gripe con inflamación pulmonar. El mes pasado no pudo terminar un discurso por un toque de bronquitis. En sus años de juventud, en su Argentina natal, a Jorge Mario Bergoglio le extirparon parte de un pulmón. Últimamente también tiene dificultades para caminar y suele utilizar una silla de ruedas o un bastón.
Sin embargo, para la inauguración de la sede del Comité Panamericano de Jueces y Magistrados por los Derechos Sociales y la Doctrina Franciscana (Copaju), en la capital argentina, envió un mensaje que parecía dirigido al presidente Javier Milei: No basta la legitimidad de origen, también debe ser legítimo el ejercicio, señaló al tiempo que destacó la importancia del Estado para la redistribución y la justicia social en un mundo de intensa injusticia.
Francisco insistió en que el Poder Judicial es el último recurso de que dispone el Estado para remediar las violaciones de los derechos y preservar el equilibrio institucional y social.
Vivimos tiempos de intensa injusticia: unos pocos ricos cada vez más poderosos y millones de pobres negados y descartados, prosiguió. No hay futuro, ni desarrollo, ni justicia, ni democracia en un mundo en el que millones de niños comen diariamente sólo los desechos de quienes sí consumen, añadió.
El Papa recordó asimismo que los derechos sociales no son gratuitos y que la riqueza para sostenerlos está disponible, pero requiere decisiones políticas adecuadas, racionales y equitativas.
Las reglas, queridos jueces, ya han sido dictadas. Están en vigor. El problema es su cumplimiento efectivo, abundó. Y ahí empieza vuestro papel.
En opinión de Francisco, el dios del mercado y la diosa del beneficio son falsas deidades que nos llevan a la deshumanización y a la destrucción del planeta.