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Brasil: Millones podrían caer en la pobreza si no se invierte adecuadamente
Las tecnologías verdes ganan espacio, y esto afecta a la demanda, según uno de los autores del estudio del Banco Mundial Millones de brasileños podrían caer en la pobreza extrema en los próximos años debido a fenómenos meteorológicos, según un informe publicado la semana pasada por el Banco Mundial.
Según el Country Climate and Development Report (CCDR) para Brasil, entre 800 mil y 3 millones de personas podrían caer en esa categoría, aunque tal escenario puede evitarse mediante inversiones, explicó el estudio.
El documento, que evalúa las políticas y estrategias para que Brasil alcance sus objetivos climáticos y de desarrollo, muestra que las sequías, las inundaciones y las crecidas urbanas provocan pérdidas anuales equivalentes al 0,1% del PIB en 2022.
Stephane Hallegate, consultor sobre cambio climático del Banco Mundial y coautor del informe, señala que las importantes desigualdades de Brasil hacen que los pobres sean más vulnerables a los efectos de las catástrofes y el cambio climático. Sin embargo, sugiere que esta situación puede revertirse con un aumento de la inversión.
“Invertir en las personas y en infraestructuras en las zonas menos desarrolladas es importante para que esta población de bajos ingresos sea más resistente. Esto les ayudará a salir de la pobreza y contribuirá al crecimiento económico del país”, afirma.
El CCDR se basa en los objetivos que Brasil se fijó en el Acuerdo de París y en las ediciones de la Conferencia de las Partes (COP). Para alcanzar estos objetivos, el informe recomienda acciones en cuatro frentes: reformas estructurales y medidas de mejora de la productividad, políticas económicas integrales para un crecimiento resiliente y bajo en carbono, políticas sectoriales y paquetes de inversión, además de acciones para garantizar la financiación de las inversiones necesarias.
Alcanzando estos objetivos, se cree que Brasil puede lograr un desarrollo verde y acabar con la deforestación ilegal para 2028, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en un 50% para 2030, y llegar a cero emisiones netas para 2050.
Aunque Brasil ha reducido drásticamente la proporción de personas que viven en la pobreza extrema en las últimas tres décadas, el número de individuos en esta condición aumentó en 2015 y 2016, alcanzando el 5,8% de la población en 2021.
Según el informe, el aumento de la pobreza extrema podría oscilar entre el 0,4% y el 1,3% en 2030, dependiendo del modelo de desarrollo elegido. Las reducciones de los rendimientos agrícolas relacionadas con el clima, los fenómenos meteorológicos extremos, los cambios en los precios de los alimentos, los impactos en la salud y la reducción de la productividad laboral debido al calor son algunos de los factores que podrían conducir a este escenario.
El CCDR sugiere, sin embargo, varias medidas para que Brasil pueda cumplir su compromiso de deforestación ilegal cero para 2028 sin perjudicar el desarrollo. Entre las medidas está el apoyo a las actividades económicas sostenibles basadas en el suelo y los bosques.
Para los autores del estudio, la ampliación de las áreas protegidas, incluidos los territorios indígenas, mejoraría la gobernanza forestal al crear oportunidades de pago por el cuidado de la naturaleza, como el ecoturismo, la recolección sostenible de productos forestales no madereros y los sistemas agroforestales. La creación de Reservas Forestales Legales, como exige el Código Forestal brasileño, también ofrecería oportunidades de generación de ingresos y crecimiento integrador.
El cambio climático está alterando los patrones de temperatura y el régimen de lluvias en Brasil, lo que se traduce en una menor disponibilidad de agua y sequías prolongadas. Según la CCDR, estos problemas se agravarán con el tiempo y podrían tener graves consecuencias para la agricultura, el abastecimiento de agua en las ciudades, las infraestructuras de transporte y la generación de energía hidroeléctrica, afectando a la competitividad económica.
El impacto previsto por el estudio de un posible punto de inflexión en la Amazonia sobre el PIB brasileño en 2050 sería de aproximadamente 920.000 millones de BRL. El punto de inflexión es una especie de colapso y se produciría cuando la cantidad de árboles ya no sea suficiente para generar la humedad necesaria para mantener el bosque.
Aunque Brasil es uno de los diez mayores emisores de gases de efecto invernadero del mundo, el perfil de sus emisiones difiere del de otros países. Entre 2000 y 2020, el 76% de las emisiones del país tuvieron su origen en el cambio de uso del suelo, incluida la deforestación y la agricultura, frente al 18% de las emisiones mundiales. Por otra parte, casi la mitad del suministro energético de Brasil, incluido más del 80% de su electricidad, procede de fuentes renovables, frente a las medias mundiales de entre el 15% y el 27%.
Además, según el CCDR, la prevalencia de las energías renovables y el potencial de Brasil para producir bienes y servicios verdes sitúan al país en una posición de ventaja competitiva en el suministro de los productos necesarios para la descarbonización (eliminación del dióxido de carbono de la atmósfera), incluidos los minerales verdes, el hidrógeno verde y los productos verdes manufacturados. Priorizar los esfuerzos para frenar la deforestación permitiría a Brasil no sólo preservar sus ecosistemas, sino también descarbonizar gradualmente otros sectores productivos.
“El uso sostenible de los recursos naturales se está convirtiendo en un requisito para la competitividad en los mercados internacionales. Las tecnologías verdes están ganando espacio, y esto afecta a la demanda. Por ejemplo, los vehículos eléctricos están creciendo rápidamente. Brasil ha demostrado capacidad de innovación y liderazgo en nuevas tecnologías y puede beneficiarse de esta tendencia”, concluye Hallegate.
(Fuente: Agencia Brasil)
