El superministro argentino de Economía, Sergio Massa, anunció este domingo la creación del llamado dólar soja a una paridad especial de 200 pesos por 1 dólar, con la condición de liquidar las exportaciones lo antes posible.
La medida entraría en vigor entre el 5 y el 30 de septiembre y debería generar un flujo de 5.000 millones de dólares en las empobrecidas arcas del Gobierno antes del viaje de Massa a Estados Unidos esta misma semana.
Massa también explicó que el anuncio se había pospuesto debido al atentado contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner (CFK).
El ministro explicó que estas medidas buscaban acelerar la liquidación de divisas manteniendo los cuatro 'ordenadores': superávit fiscal, aumento de las exportaciones, ayuda a las economías regionales y mayores reservas.
Massa también destacó la importancia de la agroindustria porque Argentina también es un actor clave como proveedor mundial de proteínas. Según se explicó, los exportadores que decidan ingresar al régimen voluntario anunciado el domingo tendrán beneficios fiscales adicionales.
Según el ministro, la soja en sus diferentes formas representa el 98% de las exportaciones argentinas.
La meta de US$ 5.000 millones de se basa en un compromiso con los exportadores a través de una ronda lateral del Mercado Único y Libre de Cambios, que funcionará durante 25 días, a partir de este lunes y hasta el 30 de septiembre.
Con esos recursos, el gobierno promete financiar dos programas: uno para fortalecer todas las economías regionales, para aumentar las exportaciones a través de mejores precios y ayudas y compensaciones, y otro para ayudar a los sectores más vulnerables.
Las negociaciones habían fracasado en agosto, ya que los exportadores exigían una paridad de 210 pesos por 1 dólar. Además, la nueva cotización sólo se aplicará a la soja y no al maíz, algo que también pedían los productores.
Massa espera anunciar el martes desde Washington que se liberarán los préstamos del BID por US$ 800 millones bloqueados por su presidente, el republicano Mauricio Claver-Carone, quien habría congelado esos desembolsos como consecuencia de las presiones del presidente argentino, Alberto Fernández, y del entonces secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz, para que fuera destituido.