Las autoridades uruguayas anunciaron que a partir del próximo mes se realizarán encuestas en los centros de salud para detectar la presencia de hepatitis B y C, con el fin de aportar datos para el desarrollo y ajuste de las políticas sobre estas enfermedades y cumplir con los requisitos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de reducir el número de infectados para 2030.
En Uruguay se detectan unos 400 casos de hepatitis C por año, lo que representa una prevalencia del 0,7%, dijo el director general de Salud, Miguel Asqueta, quien agregó que también se adoptarán medidas preventivas como el uso de la vacuna contra la hepatitis B.
El funcionario también anunció que Uruguay ha sido elegido para participar en el proyecto HEAT, llevado a cabo por la Coalición para la Eliminación Global de la Hepatitis (CGHE).
Uruguay tiene el desafío de cumplir con la meta de reducir la incidencia de la hepatitis en un 90% para el año 2030 y la mortalidad que provoca en un 65%, en línea con el plan mundial de erradicación de las hepatitis virales, diseñado por la OMS, dijo Asqueta.
Al hacer el anuncio, Asqueta estuvo flanqueado por la directora del Programa ITS-VIH-SIDA del Ministerio de Salud, Renée Diverio, y la jefa del Programa Nacional de Trasplante Hepático, Solange Gerona, entre otros científicos.
Asqueta también explicó que se emitió un decreto presidencial para incluir la prueba de la hepatitis C en las tarjetas de salud de las personas, lo que contribuirá a su detección, tratamiento y control.
Gerona añadió que los datos recogidos a través de estos esfuerzos se utilizarán para seguir desarrollando las políticas sanitarias del país.
Se cree que unas 24.000 personas tienen alguna de las dos formas de hepatitis en todo el país.