La ministra de Economía argentina, Silvina Batakis, ha estado evaluando este viernes varios escenarios posibles, todos los cuales implican alguna forma de devaluación del peso local, según se informó.
Batakis ha dicho que se sentía cómoda con el tipo de cambio actual, por lo que no era de esperar una devaluación brusca. Sin embargo, los observadores del mercado han percibido algunas contradicciones en el comportamiento de la ministra y prevén una serie de devaluaciones diferenciadas, que es bastante probable que se produzcan en un país ya plagado de tipos de cambio que incluyen los informales (o del mercado negro) en los periódicos de cada día.
La ministra dijo que atacaría a los argentinos que viajan al exterior, porque -según ella- perjudica a la producción local. Hasta ahora, los cargos en moneda extranjera en las tarjetas de crédito de los argentinos debían liquidarse con una combinación del tipo de cambio oficial junto con el impuesto PAIS, que sin embargo seguía siendo un precio en pesos para un dólar estadounidense inferior al que se cobraba en el mercado informal (blue). Por lo tanto, es de esperar algún ajuste en este sentido a través de un cambio en el esquema de conversión, que, según los informes, significaría una variación del 27%. Esta medida también afectaría a los usuarios de las plataformas de comercio electrónico.
Desde el punto de vista de Batakis, la forma en que están las cosas ahora significa un subsidio a los gastos en el extranjero mientras se niegan los dólares a las empresas que necesitan importar insumos industriales. Lo único que le importa a Batakis son los más de 3.000 millones de dólares de impuesto PAIS que no se recaudan con el régimen actual.
Además, los argentinos reclaman comprar dólares al mismo ritmo que lo hacían con el ex presidente Mauricio Macri cuando había un mercado abierto y sin restricciones.
La ministra también pidió que se acelere la liquidación de los sojadólares al tipo de cambio oficial actual. Su anuncio de que no habrá derechos de exportación adicionales no sirvió para alentar a los productores, que al final del día cobran en dólares mucho menos que quienes se dedican al mismo negocio agroalimentario en otros países, a pesar del aumento de los precios en el mercado mundial. En otras palabras, cuando la soja cotizaba a 608 dólares, el productor argentino sólo recibía 177 dólares, desincentivando así una actividad, que en el corto plazo se traduciría en aún menos recaudación y más estancamiento interno.
En este escenario, los agricultores no liquidarán sus exportaciones, a la espera de un escenario más favorable. En otras palabras, Batakis tendrá que meter mano en el esquema actual si quiere esos dólares.
El tipo de cambio también deberá acomodarse a los índices de inflación actuales. Hasta ahora, el ritmo de devaluación que maneja el Banco Central (BCRA) ha sido, en promedio, de dos tercios de la inflación: frente a una inflación que ya supera el 35% este año, el dólar sólo se ha movido un 20% hacia arriba. En otras palabras, Argentina ha tenido una inflación en dólares del 12%, tras haber registrado un 26% en el último año. Incluso si se corrigen estas cifras por la inflación estadounidense, esto implica la acumulación de un atraso cambiario del 6% en lo que va del año, que se suma al 17% de 2021. ¿Cuánto tiempo más validará la ministra estos retrasos cambiarios?
Con el IPC de julio ya previsto en torno al 10%, habrá que hacer algo con el tipo de cambio. Una devaluación parece inevitable y cuanto más lejos estén las elecciones del año que viene, más posibilidades habrá de que la gente se haya olvidado para entonces. No obstante, el malestar social está siempre a la vuelta de la esquina.
En definitiva, el nuevo dólar turístico parece inevitable. Esto encarecería los viajes al extranjero, mientras las reservas del Tesoro siguen cayendo. Argentina sigue en la senda del déficit fiscal, agravado por una crisis política de dimensiones desconocidas, donde los permanentes rumores en el seno del poder hacen que las inversiones sigan ausentes en el escenario económico.
Tras el acuerdo con el FMI, la inflación se encamina hacia los 3 dígitos, los bonos en pesos dejan de ser una inversión interesante, y el Estado es incapaz de financiarse en ninguna moneda, recurriendo en exceso a la emisión monetaria.
Los viajes al exterior disminuirán, sin embargo, la paridad AR$ 280 / US$ 1 no impedirá que el segmento ABC viaje; sólo impiden que la clase media salga al exterior, los que pensaban viajar al Mundial lo harán de todos modos, y la sangría no se detendrá.
El gobierno seguirá imponiendo restricciones en lugar de trabajar para reducir el déficit fiscal, lo que parece estar fuera de discusión.
En este escenario, los diarios de Buenos Aires ya hablan de Batakis como una ministra de transición.