El ministro de la Secretaría General de la Presidencia de Chile, Giorgio Jackson, admitió este lunes que el Gobierno está revisando las medidas de seguridad a tomar en el futuro, tras el robo en la casa de la ministra de Defensa, Maya Fernández, y el tiroteo contra uno de los guardaespaldas del presidente Gabriel Boric Font.
Jackson dijo que la prioridad del gobierno eran los ciudadanos de Chile.
La casa de Fernández fue robada durante el fin de semana y uno de los guardaespaldas de Boric recibió un disparo en el brazo tras el robo de un coche del gobierno.
Fernández, nieta del ex presidente socialista Salvador Allende, derrocado por el golpe de Estado del general Augusto Pinochet, no estaba en su casa en el momento del ataque, pero su hijo fue golpeado y su marido amenazado por los delincuentes.
Se produjo un robo en la propiedad de la Ministra de Defensa, donde se encontraban su marido y uno de sus hijos. Como resultado de este delito, sujetos desconocidos robaron objetos y también un vehículo, declaró a la prensa el general de policía Jean Camus.
En este escenario, Jackson admitió que es deber del gobierno garantizar la seguridad a la población. El ministro también señaló que el gobierno estaba enfocado en que las personas se sintieran seguras de que no van a ser violentadas en la calle, no van a sufrir robos, colusiones de empresas, delitos ambientales, pero también dar seguridad en otros ámbitos, como el derecho a la salud, a la educación y a una pensión digna.
Me parece extraño que ella [la ministra Fernández] no tenga un punto fijo o una defensa en su casa. Aunque habría que saber si ella pidió que no fuera así o si se omitió, lo que sería muy grave, dijo el senador José Miguel Insulza. Por su parte, el diputado Francisco Undurraga consideró muy extraño que una ministra de Defensa chilena no tenga la suficiente protección en su casa.
Jackson también habló con los periodistas sobre otros temas, como el posible resultado negativo en el referéndum del 4 de septiembre para decidir si se aprueba o no la nueva Constitución. Tratar de adivinar cuál será el resultado es una apuesta muy rápida, dijo Jackson.
La gente tendrá que elegir entre aprobar el nuevo texto, con las cosas buenas que les gustan y las que quizá no les gusten tanto, añadió. Si la nueva Carta Magna es rechazada, el actual texto de 1980, redactado por el régimen de Pinochet, seguirá vigente.
En cuanto al plebiscito del 4 de septiembre, Jackson admitió que todas las opciones están aún sobre la mesa. Pero dijo que esperaba que se decida en base a la información y no a la desinformación.