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Municipalidad de Asunción declara la zarigüeya como animal de valor
Las comadrejas son esenciales para luchar contra los insectos en Asunción La Alcaldía de la capital paraguaya ha declarado esta semana a la comadreja, también conocida localmente por su nombre guaraní mykurẽ, como animal de valor e importancia.
“Los famosos mykure, que son zarigüeyas, son animales pequeños que parecen ratas por su aspecto agresivo y, lamentablemente, la gente los lastima, los ataca, y la verdad es que estos animales son sumamente importantes para el equilibrio del ecosistema, como controladores de plagas”, dijo la concejal Jazmín Galeano.
También explicó que “el 95% de esta especie es inmune a la rabia y no transmite enfermedades”.
Galeano también señaló que las criaturas, a pesar de las apariencias, “no son agresivas”, aunque pueden parecer violentas porque “cuando se asustan muestran los dientes como mecanismo de defensa”.
“Teniendo en cuenta que son omnívoros, es decir, se alimentan de todo, es normal encontrarlos en zonas urbanas y es muy normal que aparezcan en cualquier patio de Asunción. Me parece importante que como Municipio declaremos la valoración de esta especie, para protegerla”, continuó Galeano.
El mykure, comadreja o zarigüeya, tiene el nombre científico de Didelphis albiventris. Es una especie de marsupial didelphimorfo de la familia Didelphidae, que vive en toda Sudamérica y que, debido a su flexibilidad, ha sobrevivido a los numerosos cambios que se han producido en el continente a lo largo de millones de años.
Según las autoridades ambientales de la Municipalidad de Asunción, la comadreja hovera es una “gran controladora de insectos, pequeños roedores y reptiles; se alimenta de frutos y semillas que luego dispersa, encontrándose en gran parte de la ciudad de Asunción, siendo su distribución geográfica natural antes de la urbanización de la ciudad”, mientras que la mykure pytã o comadreja roja es de zonas pantanosas, es decir, humedales o esteros.
La labor conservacionista en defensa de una especie en peligro de extinción en el Chaco seco argentino -que se continúa en territorio paraguayo- acaba de valerle un “Oscar Verde” a la científica que la realizó.
