El Gobierno de China ha expresado su preocupación por el plan de Australia de 570 millones de dólares para impulsar su presencia científica y estratégica en la Antártida, lo que implicaría una flota de drones de vigilancia y helicópteros de largo alcance en la zona.
China afirmó que el plan multimillonario de Australia era parte de la agenda anti-China del gobierno de Morrison y fue impulsado por su hostilidad hacia China.
Según los anuncios del Primer Ministro Scott Morrison en Canberra el pasado martes, Australia tiene como objetivo cartografiar partes inexploradas del interior del continente con drones y helicópteros de largo alcance para impulsar la investigación sobre los glaciares, la ciencia marina y el aumento del nivel del mar.
De la misma manera, Australia encontraría problemática la expansión de China en la región cada vez más disputada, aunque Morrison no mencionó el nombre de países específicos cuando denunció que algunas naciones estaban ansiosas por explotar los recursos de la Antártida.
“Somos administradores de algunos de los entornos más importantes y sensibles del mundo”, dijo Morrison. “Necesitamos vigilar la Antártida porque hay otros que tienen objetivos diferentes a los nuestros”.
Australia reclama más del 42% del continente, una ambición territorial que pocas naciones reconocen. El gobierno australiano quiere defender el Tratado Antártico de 1961, que prohíbe la actividad militar y minera. Alrededor de 30 países mantienen docenas de bases de investigación en el continente más frío, seco y ventoso del mundo.
El medio estatal chino Global Times dijo que Beijing “siempre había cumplido con las disposiciones del Sistema del Tratado Antártico al llevar a cabo expediciones científicas en la región antártica”.
Las relaciones entre Australia y China, su mayor socio comercial, se han deteriorado en los últimos años, con varios puntos de tensión diplomática, incluidas acusaciones de interferencia china en los asuntos internos de Australia.
El Global Times también dijo que Canberra estaba “llevando las relaciones bilaterales hacia un callejón sin salida”.
En otro episodio de la crisis entre los dos países, el Departamento de Defensa de Australia confirmó que un buque de guerra de la Armada del Ejército Popular de Liberación (PLAN) había lanzado una luz láser el 17 de febrero contra un jet P-8A Poseidon de la Real Fuerza Aérea Australiana (RAAF) sobre el mar de Arafura.
“Actos como este tienen el potencial de poner en peligro vidas. Condenamos enérgicamente la conducta militar poco profesional e insegura”, se lee en un comunicado del gobierno australiano.
Apuntar un láser a un avión es un grave riesgo para la seguridad. Muchos láseres de alta potencia pueden incapacitar por completo a los pilotos, afirmó la Administración Federal de Aviación (FAA). Además del daño ocular potencial y las lesiones oculares, un piloto puede estar preocupado de que el láser sea un precursor de un arma que se dispare en su dirección.
Si un piloto no tiene suficiente tiempo para reaccionar, las consecuencias de tener un láser que empaña, ciega o incapacita su visión de alguna manera pueden ser nefastas y fatales, se explicó.
Los láseres también se pueden usar para derribar un dron, según expertos militares.