La expresidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez, ha sido hospitalizada en estado crítico debido a una huelga de hambre que inició hace diez días, según sus abogados.
Áñez se encuentra bajo arresto preventivo mientras es juzgada por violar la Constitución para llegar a la presidencia así como por crímenes de lesa humanidad mientras estuvo al frente del país.
El juez Franklin Siñani había permitido que Áñez fuera trasladada del penal de Miraflores al Hospital de Clínicas de La Paz “hasta que recupere su salud”. Pero según el fallo del magistrado, correspondía a las autoridades penitenciarias disponer el traslado al centro médico.
Sin embargo, grupos de manifestantes presuntamente vinculados al oficialista Movimiento Al Socialismo (MAS) realizaron manifestaciones frente a la Cárcel que retrasaron el traslado de Áñez al hospital. Los manifestantes se identificaron como víctimas de Senkata (uno de los crímenes de lesa humanidad por los que se juzga a Áñez) y atacaron a las puertas de la prisión a la hija de Áñez, Carolina Ribera.
¡Mi madre está sola y desmayada, acosada por la dirección de la prisión que impide su traslado al hospital, como ordenó el juez! ¡Me sacaron a golpes de la prisión, hordas de oficiales empujan a la abogada de mi madre y a mí!. Rivera tuiteó.
El diario boliviano El Deber también destacó que los policías no hicieron nada contra los manifestantes que gritaban que no dejarían salir a la expresidenta.
“Está en estado crítico”, dijo a los periodistas Norka Cuéllar, una de las abogadas de Áñez. Cuéllar también explicó que la expresidenta interina “se desequilibró” durante una audiencia virtual el jueves, a pesar de que “cinco médicos intentaron ponerla en un estado adecuado para que continuara la audiencia”.
Cuando fue arrestada, Áñez ya padecía problemas de salud como hipertensión arterial y depresión, por lo que incluso se autolesionó en el brazo, afirmando que ya no quería vivir.
Áñez ha insistido en que era presa política en un país que atraviesa “una época casi medieval y totalitaria”.