El presidente peruano, Pedro Castillo Terrones, ha sido objeto de fuertes críticas en los últimos días, ya que la gente todavía está tratando de entender quiénes son los aliados del jefe de Estado. En apenas 120 días en el cargo, el mandatario ya ha cambiado a una decena de ministros, despidiendo a los de la alianza política que lo llevó al poder y nombrando a otros de diferentes puntos de vista políticos, además de un par de escándalos de corrupción que involucran a figuras clave de su administración.
En este escenario, cientos de manifestantes antigubernamentales tomaron las calles el sábado para instar al Congreso, bajo el control de opositores de derecha, a activar los mecanismos de vacancia y convocar a nuevas elecciones.
Las nuevas manifestaciones fueron convocadas por el ex candidato presidencial de extrema derecha Rafael López Aliaga. Bajo el lema ¡Vacancia y nuevas elecciones!, los manifestantes buscaron presionar a los legisladores para que debatieran una moción presentada el jueves para destituir a Castillo mediante un procedimiento constitucional. El Congreso tiene programado tratar la admisión a debate de la solicitud de juicio político el 7 de diciembre.
Democracia o comunismo decía el sábado una de las pancartas de los manifestantes, que muchos creían que resumía el dilema de Perú en caso de que Castillo permaneciera en el cargo.
Algunos de los manifestantes del sábado vistieron las camisetas de la selección nacional de Perú de fútbol, mientras que otros prefirieron ropa azul claro que decía Renovación Popular, el partido ultraconservador detrás de las protestas.
Fue una de las mayores manifestaciones anti-Castillo desde que llegó al poder hace cuatro meses.
Según el mecanismo de vacancia constitucional, se requiere el 40% de los votos para seguir adelante con el procedimiento, mientras que 87 de los 130 legisladores deben respaldar la destitución del presidente para que sea efectiva.
La moción de vacante fue firmada por parlamentarios de Avanza País, Fuerza Popular y Renovación Popular, que representan un tercio del Parlamento con 43 votos, alegando que el mandatario está moralmente incapacitado para cumplir con sus funciones. La vicepresidenta Dina Boluarte describió la iniciativa como un golpe de Estado del Congreso.
La posible destitución de Castillo ha estado en el aire desde el día posterior a su elección en junio, cuando esos tres partidos de derecha denunciaron fraude a pesar del respaldo dado a los resultados por las autoridades electorales y los observadores de la Organización de los Estados Americanos y la Unión Europea.
Según una encuesta reciente de Ipsos publicada el 14 de noviembre, la desaprobación de Castillo ha alcanzado el 57%. La victoria electoral de Castillo ha generado temores entre los peruanos de un giro brusco hacia el socialismo después de décadas de políticas liberales. Muchos ven en Castillo una versión local de Nicolás Maduro si se le da tiempo para hacer las cosas a su manera.