Más del 50% de los adultos mayores de San Pablo Paulo entrevistados durante una encuesta han admitido que no pueden llegar a fin de mes.
Las facturas de electricidad, tarjetas de crédito, agua e impuestos a la propiedad se encontraban entre los artículos que la mayoría de los encuestados no podían pagar en el mismo mes de su vencimiento, según un estudio de la Confederación Nacional de Líderes de Tiendas (CNDL).
De acuerdo a esta investigación, el costo de vida de las personas mayores de San Pablo ha aumentado casi un 9% en los últimos 12 meses.
Un nuevo índice creado por la Fundación Instituto de Investigaciones Económicas mide el impacto de la inflación en las familias compuestas por personas de 60 años o más y con un ingreso familiar entre uno y diez salarios mínimos, un total de alrededor de 33 millones de personas a nivel nacional.
El economista Guilherme Moreira explica que la pandemia ha dañado aún más la distribución del ingreso en Brasil, afectando principalmente a los ancianos. “Tienes un grupo de personas que ya tuvieron dificultades antes, cuyo trabajo es precario, que dependen de la calle, que dependen de salir [de sus casas para trabajar, y], a quienes se les impusieron restricciones y ese fue el grupo que sufrió más.
Moreira también explicó que ciertos gastos, como la atención médica y la vivienda, tienen un mayor peso que otros en el presupuesto de las personas mayores. “La mayoría de las personas, cuando llegan a esta edad, tienen que consumir medicación de uso continuo, una serie de cosas que desarrollamos con la edad que tienen medicación y sabemos lo cara que es la medicación. Estas personas pasan más tiempo en sus casas y por lo tanto gastan más en residencia, gas, energía, pequeñas renovaciones”, dijo.
Para revertir este escenario, Moreira cree que “la solución es la vuelta a la plena actividad económica, la vuelta al empleo, a los ingresos. En otras palabras, el país volverá a la normalidad, saldrá de esta pandemia y volverá a crecer. No hay milagro. Sin crecimiento económico no hay ingresos”, señaló.
Con menos dinero en sus bolsillos y sin ahorros, más de la mitad de los ciudadanos de la tercera edad no han podido pagar algunos gastos en los últimos seis meses.
La especialista en finanzas de la CNDL, Mérula Borges, ha dicho que los nuevos datos muestran que “la gente no piensa demasiado en el largo plazo, renunciar a las recompensas inmediatas para retrasar esas recompensas y construir una situación futura mejor, financieramente, es una cuestión de razonamiento que necesita ser desarrollado a lo largo de la vida.
Según la encuesta, el 49% de los entrevistados admitió no tener ahorros, y el 63% de ellos explicó que nunca quedó dinero para ahorrar, especialmente en las clases menos favorecidas.