El presidente argentino, Alberto Fernández, ratificó este viernes su decisión de cerrar todas las escuelas durante dos semanas, entre otras medidas restrictivas destinadas a frenar la propagación de contagios de Covid-19.
El alcalde de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, se reunió con Fernández en un esfuerzo político de última hora para salvar a las escuelas de la capital del país de esa prohibición, ya en en su opinión las clases no son una gran fuente de contagio y, de hecho, habiendo observado todos los protocolos de precaución y seguimiento, son es uno de los lugares donde los casos han sido más infrecuentes.
Además, 13 gobernadores de todo el país han declinado la solicitud presidencial de promulgar medidas similares en sus respectivas provincias. Pero la decisión de Fernández es obligatoria para el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA).
Fuentes del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, así como municipios dentro del AMBA han presentado peticiones ante el Poder Judicial para declarar inconstitucional el decreto de Fernández con el argumento de que prohibir la circulación de personas va en contra de la Carta Magna del país y solo se permite después de que el Congreso haya declarado el estado de sitio, lo que va más allá de las prerrogativas del presidente.
”Me hubiera gustado gobernar un pueblo que no esté afectado por una pandemia, pero es lo que me tocó y en ese contexto tenemos que trabajar unidos”. El presidente @alferdez desde Olivos. pic.twitter.com/uldx4HoT0M
— Alberto Fernández Prensa (@alferdezprensa) April 16, 2021
Siendo la prohibición de Fernández por solo dos semanas, analistas judiciales se mostraron escépticos de que una decisión pudiera llegar a tiempo para revertir la situación actual. Pero podría evitar que se extienda más allá del actual plazo fijado para el 30 de abril.
El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, había criticado a Fernández por imponer un toque de queda de 8 p.m. a 6 a.m., pero el líder argentino restó importancia a esas acusaciones diciendo que sus órdenes de quedarse en casa no eran un toque de queda, aferrándose así a una narrativa que no coincide con la realidad.
Las medidas de Fernández han significado más dificultades económicas para empresas como los restaurantes que ya no pueden abrir para servir cenas en sus locales. Y los trabajadores que salen de sus empleos después de las 6 de la tarde y necesitaban trasladarse a sus hogares colmaron los principales centros de transporte de la ciudad el viernes, formando multitudes que eran exactamente lo opuesto de lo que los expertos han recomendado para detener el virus.
Tras un encuentro de 100 minutos que no condujo a nada, Fernández explicó que “todos queremos volver a la presencia educativa cuanto antes. También expliqué que todos los datos científicos muestran que el problema no se da en las escuelas, sino que detrás de la presencialidad se genera todo un movimiento social que aumenta enormemente la circulación ciudadana”.
Agregó que es evidente que tenemos un número realmente preocupante de camas [hospitalarias ocupadas] en la ciudad, no solo por problemas de Covid, sino también por otras patologías, particularmente por un crecimiento en pacientes de entre 9 y 19 años.
Fernández dijo estar decepcionado de que Rodríguez Larreta sea injusto e ingrato por no comprender el alcance de la crisis actual. Algunos analistas han señalado que Larreta había solicitado esta reunión con el presidente solo para su propio beneficio político, tratando de ganarse a los votantes anti cuarentena.
Rodríguez Larreta insistió en que las escuelas no son una fuente de contagio y que los alumnos tampoco se contagian de camino a la escuela, al tiermpo que informó de su presentación ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Dije que iba a hacer todo lo posible para garantizar el escolaridad presencial y voy a cumplir con esa responsabilidad, dijo Rodríguez Larreta, quien sin embargo destacó la importancia de tener un presidente que esté dispuesto a dialogar. Estoy convencido de que el diálogo es fundamental en este momento de angustia e incertidumbre en el que la sociedad nos exige, más que nunca, una gran responsabilidad a la hora de gestionar la pandemia.
Pero insistió en que ”una pandemia como la que estamos viviendo no admite que un presidente y un jefe de Gobierno (alcalde) no tomen medidas de forma coordinada”.