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Brasil necesita nuevos jefes militares tras renuncia masiva

Miércoles, 31 de marzo de 2021 - 09:55 UTC
“Las Fuerzas Armadas siempre estarán del lado de la legalidad”, dijo el vicepresidente Mourao. “Las Fuerzas Armadas siempre estarán del lado de la legalidad”, dijo el vicepresidente Mourao.

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, aceptó el martes las renuncias de los actuales jefes de las tres fuerzas armadas: el general Edson Pujol (Ejército), el almirante Ilqes Barbosa (Marina) y el brigadier Antonio Carlos Bermudes (Fuerza Aérea) apenas un día después de destituir al ministro de Defensa, Fernando Azevedo y nombrar a Walter Braga Netto como su sucesor.

El palacio de Planalto hizo el anuncio luego de una reunión que Bolsonaro sostuvo con los oficiales militares salientes junto con los ministros de Defensa salientes y entrantes. Los nombres de los nuevos jefes no se anunciaron en ese momento.

“Por primera vez en la historia, los comandantes de las tres ramas de las fuerzas armadas presentaron su renuncia conjunta en desacuerdo con el presidente”, dijo el diario Folha de Sao Paulo. La razón más probable de tal evento pareció ser el apoyo de los tres a Azevedo, quien se opuso al supuesto impulso de Bolsonaro de politizar las Fuerzas Armadas.

El diario O Globo escribió que Azevedo “estaba incómodo con la necesidad de apoyar formalmente las actitudes del presidente Bolsonaro cuando utilizó al Ejército para sus actividades políticas”, mientras que el propio Azevedo dijo al salir que durante su mandato había logrado preservar “a las Fuerzas Armadas como Instituciones del Estado.”

Bolsonaro, un ex capitán del ejército y admirador de la dictadura militar (1964-85), ha colocado personal militar en puestos clave de su administración desde que llegó al poder en enero de 2019.

En las manifestaciones de sus simpatizantes, suelen aparecer pancartas exigiendo un golpe militar bajo su liderazgo, lo que resolvería sus conflictos con el Congreso y la Corte Suprema. A pesar de ello, Bolsonaro ha buscado refugio político en los partidos conservadores tradicionales en medio de la actual crisis económica y de salud, como parte de su estrategia para aspirar a la reelección en 2022.

Los cambios repentinos y múltiples se atribuyen a la necesidad de Bolsonaro de hacer lugar para los políticos centristas y también para asegurarse de estar rodeado de colaboradores extremadamente leales.

El vicepresidente Hamilton Mourao, general del Ejército, descartó que exista riesgo de quiebre institucional en Brasil. “Cero, puedes poner a quien quieras, no hay ruptura institucional. Las Fuerzas Armadas siempre estarán del lado de la legalidad”.

Bolsonaro enfrenta una presión cada vez mayor de sus aliados en el Congreso, que piden cambios de rumbo en medio de su controvertida gestión de una pandemia que ya ha matado a más de 313.000 personas en el país, con un promedio semanal de más de 2.600 muertos, casi el cuádruple que en el comienzo del año.

El lunes, Bolsonaro le dio a su asediada administración una profunda reorganización, reemplazando a los ministros de Relaciones Exteriores, Justicia y Defensa, así como a su jefe de gabinete, fiscal general y secretario de gobierno. Y la semana pasada también reemplazó al exministro de Salud Eduardo Pazuello, un general del ejército sin experiencia médica, por el cardiólogo Marcelo Queiroga.

Categorías: Política, Brasil.