Durante diez horas, casi 150 millones de brasileños pudieron acudir a las urnas, en unos comicios municipales atípicos por estar marcados por el Covid-19. Sobre ellos está la duda de cuánto respaldo se dará a los partidos de centro, alejados tanto del ultraderechismo del hoy presidente Jair Bolsonaro como de la izquierda de Lula da Silva, que espera salir fortalecida de este contexto.
Este domingo 15 de noviembre, un total de 148 millones de brasileños estuvieron llamados a las urnas para elegir a los alcaldes y concejales de 5.569 ciudades a lo largo y ancho del país, para los próximos cuatro años. En la jornada, la votación se desarrolló sin mayores incidentes.
Brasil, uno de los países más afectados por la pandemia de coronavirus, con 5,8 millones de contagios y más de 165.000 fallecidos a causa de la enfermedad, llevó a cabo las elecciones con un mes de retraso debido al brote de Covid-19.
Los comicios se realizaron con un estricto seguimiento de normas sanitarias ya que, si bien las cifras de infección se han reducido en las últimas semanas, la aún elevada propagación hace temer a las autoridades una segunda oleada de casos, cuando el país todavía no ha superado la primera.
Para estos comicios, los sondeos apuntaron a una mayor victoria de candidatos de partidos de centro, distantes tanto del conservadurismo del hoy presidente Jair Bolsonaro como de la izquierda, representada por el ex presidente Lula da Silva.
En medio de estos pronósticos, Bolsonaro votó en Río de Janeiro sin ofrecer declaraciones a los medios de comunicación. Previamente, el mandatario había expresado su apoyo explícito al alcalde Marcelo Crivella, ultraconservador y obispo de una influyente iglesia evangelista, quien se presenta a la reelección.
Sin embargo, Crivella parece tener las cosas difíciles, ya que las encuestas para la ciudad dan como favorito al candidato de centro-derecha Eduardo Paes con cerca del 40% de la intención de voto, frente al 16% que se le atribuye a Crivella, quien aspira a llegar a segunda vuelta si su adversario no supera el 50% de los votos.
El 'bolsonarismo' tampoco parece favorecido en Sao Paulo, que con casi nueve millones de votantes reúne el mayor censo electoral del país. En esa ciudad, las encuestas apuntan a una victoria del actual alcalde Bruno Covas, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).
Aunque Bolsonaro acudió silencioso a las urnas, los representantes de las principales fuerzas políticas rivales no lo hicieron. Entre ellos, Lula da Silva. El fundador del Partido de los Trabajadores (PT) dijo este domingo después de votar que el Gobierno de Bolsonaro es posiblemente el mayor desastre político de la historia del país''. Por ello, horas antes, se atrevió a asegurar que el partido saldrá fortalecido” en las municipales.
Por su parte, el ex presidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), referente histórico del PSDB, quien acudió a votar junto a Covas, criticó la gestión del actual mandatario en temas como la pandemia, y aseguró que sobre ellos existe cierto descontrol y una gran arrogancia por parte del Ejecutivo.
Hay que ver cómo está el pueblo. No olvidar que la situación es muy difícil y entender que no nos podemos engañar, declaró Cardoso, que en su intervención aprovechó para resaltar la figura de Covas, un político de 40 años en quien muchos ven el rostro de la renovación del PSDB.
Tanto el PT como el PSDB intentan en estos comicios ganar parte del terreno que perdieron en 2018, cuando un electorado cansado de los partidos tradicionales y de diversos escándalos de corrupción decidió dar la oportunidad al ultraconservador Jair Bolsonaro, muy criticado ahora por su casi nula gestión de la pandemia de coronavirus.