La cepa de la segunda ola que azota a la región austral chilena de Magallanes sería una variante “muy rara en el mundo” del coronavirus, según advierten expertos locales. Lo planteó el investigador Marcelo Navarrete, quien está a cargo del estudio sobre una posible mutación del virus en la zona.
”Lo que sucede en Magallanes es un nivel de contagio muy alto, es como si en la región Metropolitana tuviésemos 8 mil o 10 mil casos”, graficó el subsecretario de Redes Asistenciales, Arturo Zúñiga.
Hace unos días, las autoridades sanitarias se abrieron a la posibilidad de que el virus que afecta a los magallánicos sea una nueva cepa o una mutación del virus.
“Se está evaluando, y es un estudio que se está haciendo en Magallanes, si hay alguna mutación en el virus, si es un virus nuevo, si es el mismo virus, si esto fue una reintroducción; hay una serie de medidas que se están evaluando para ver qué es lo que está pasando en Magallanes”, dijo la subsecretaria de Salud, Paula Daza.
La investigación en curso está a cargo del doctor Marcelo Navarrete, coordinador del laboratorio del Centro de Investigación Docente de la Universidad de Magallanes, quien reconoció -en declaraciones a ITV Noticias, de Punta Arenas- que “lo que ocurre en Magallanes es que en la segunda ola del brote aparece una variante (de la cepa del virus) que es muy rara en el mundo y que está en la mayoría de las muestras de la segunda ola en la región, lo que podría hablar de alguna ventaja de esta variante”.
Es decir, acotó, “tiene un potencial impacto funcional, entonces, es posible que tenga algún efecto. Por ahora, es simplemente esto, sabemos que hay una variante que es muy rara en el mundo y que acá aparece con mucha frecuencia y que coexiste en tiempo y en espacio con esta segunda ola que tiene algunas características epidemiológicas distintas”.
Detalló que uno cuando va siguiendo la evolución del virus ve cómo se asocian las variantes entre sí, y lo que se ve es que la primera ola tiene una línea filogenética y esta segunda ola es distinta, están separadas en el árbol de evolución del virus.
Entonces, es muy probable que tenga un sitio de entrada distinto y posterior en el tiempo en relación a lo que vimos en marzo, abril y mayo, porque esa primera variante tiende a extinguirse.
La región fue una de las primeras en tener un pico de la enfermedad, cuando el 11 de abril se informó de 50 contagios. La semana pasada, el 25 de setiembre, se confirmaron 282 nuevos casos. Y el brote no cede: El jueves se informó de 132 infectados y una positividad del 33%.
Diferente es la opinión del epidemiólogo de la Universidad de Chile Gabriel Cavada, para quien la progresión del virus durante las últimas 10 semanas corresponde a la “gran ola” de contagios. Para atrás, entre abril y mayo, “lo que se puede decir es que hubo una cantidad relativamente pequeña de casos”, consignó La Tercera.
Descarta un rebrote en Magallanes puntualizando que al 27 de julio son 7.076 los casos registrados en esta ola, es decir, el 82% de los 8.646 contagios totales confirmados en la zona.
“Hasta antes del 27 de julio, desde marzo, hubo un crecimiento de la epidemia y una meseta. Definitivamente, lo que hubo ahí, más que un relajamiento de las medidas sanitarias, fue una anulación de las medidas”, sostuvo Cavada.
Agregó que, a una semana del 27 de julio, el 3 de agosto ya se registraba un R efectivo -es decir, a cuántas personas contagia un caso- que indicaba un brote en pleno desarrollo.
“Había 48 contagios nuevos con un R efectivo de 3,6, es decir, que contagiaron a casi cuatro personas cada uno. Ahí se puede identificar este reventón. La primera supuesta ola fueron indicios de ola, la gran ola es ahora”, afirmó.
En cambio, la epidemióloga del Consejo Asesor Covid-19, María Teresa Valenzuela, defendió la idea de una segunda ola, apuntando que en la de abril los casos fueron más graves “y ahora son más estables”.
Otra postura tiene el académico de la Universidad de Santiago, Claudio Castillo, quien detalló que Magallanes “es la zona con menos pobreza del país, por lejos” y acusó que las fallas responden a una mala coordinación en el gobierno local (servicio de salud, seremi y municipio) y a una baja implementación de la estrategia de testeo, trazabilidad y aislamiento.
El promedio nacional es de 2.672 casos por 100 mil personas y Magallanes, con 4.758, lo supera con creces. y no debería ser, pues las particularidades geográficas y socioeconómicas de Magallanes están dadas para hacer una contención rápida y efectiva del brote, completó Castillo.