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Las mujeres las más castigadas en la región por la pandemia, afirma CEPAL

Jueves, 20 de agosto de 2020 - 09:49 UTC
Alicia Bárcena resaltó que la sobrecarga de trabajo no remunerado recae sobre las mujeres, lo que representa un gran obstáculo para su autonomía. Alicia Bárcena resaltó que la sobrecarga de trabajo no remunerado recae sobre las mujeres, lo que representa un gran obstáculo para su autonomía.

La tasa de pobreza de las mujeres se estima que aumentará este año a 37,4% en América Latina y el Caribe -un 22% más que en 2019- como consecuencia de la crisis provocada por la pandemia de coronavirus, lo que representa un total de 118 millones, informó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y ONU Mujeres.

Según el estudio “Cuidados en América Latina y el Caribe en tiempos de Covid-19. Hacia Sistemas Integrales para fortalecer la respuesta y la recuperación”, el desempleo femenino aumentará un 6% llegando a un total del 15,2% de las mujeres latinoamericanas, informó el sitio de noticias de la ONU.

Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal, resaltó en la presentación del documento que, además, la sobrecarga de trabajo no remunerado recae sobre las mujeres, lo que representa un gran obstáculo para su autonomía.

En la región, las mujeres dedican más del triple del tiempo a este tipo de cuidados que los hombres, señaló.

En la Argentina, la sobrecarga de trabajo no remunerado recae sobre el 23,4% de las mujeres, mientras que en los hombres llega al 9,3%; en Chile al 24,7%; en Colombia al 17,9%; en Brasil al 11,6%; en Uruguay al 19.9%; y en México al 23,7%.

“Lo que proponemos es reconocer y valorar la economía del cuidado y del trabajo doméstico con servicios públicos, infraestructura y políticas de protección social, promoviendo la responsabilidad compartida de los hogares, la familia, pero sobre todo el Estado, definitivamente”, sostuvo Bárcena.

El documento propone reforzar el financiamiento de políticas para las mujeres durante la pandemia, invertir en la economía del cuidado, redistribuir las responsabilidades de cuidado, y expandir la cobertura de programas de empleo y protección social para garantizar que los derechos de todas las mujeres, incluidas aquellas que son parte de minorías, sean respetados.