Brasil, el segundo país con más contagios y muertes de coronavirus, vivió el domingo el contraste entre el conmovedor homenaje a las víctimas de la enfermedad con la instalación de 1.000 cruces frente al Congreso y el anuncio que en menos de dos semanas podrán volver los espectadores a los partidos de fútbol.
Las cruces formaron parte de una manifestación silenciosa de rechazo al “negacionismo” del presidente Jair Bolsonaro con respecto a la gravedad de la pandemia. Por cerca de tres horas las cruces fueron instaladas en uno de los jardines frente a la sede del Congreso, en la Explanada de los Ministerios, en el centro cívico de Brasilia.
“Más de 50.000 muertes, Bolsonaro pare de negar”, decía el único cartel colocado junto a las cruces en la manifestación organizada por el movimiento de izquierda Resistencia y Acción.
Esa fue una de las decenas de pequeñas demostraciones que se realizaron el domingo en cerca de 70 ciudades de Brasil y otros 23 países -según la Central Unitaria de los Trabajadores (CUT)- para rechazar la política de Bolsonaro con respecto a la pandemia.
Las protestas, unificadas en las redes sociales bajo la etiqueta #StopBolsonaro, pidieron incluso la renuncia del mandatario y la formación de un juicio político a él.
En Brasilia incluyeron también una ceremonia ecuménica con la participación de líderes indígenas y la presencia del ex ministro Gilberto Carvalho y la diputada Erica Kokay, dos figuras relevantes del Partido de los Trabajadores (PT) de los ex presidentes Lula da Silva y Dilma Rousseff.
El emotivo homenaje a las víctimas de la enfermedad contrastó con la reanudación del torneo de fútbol del estado Río de Janeiro. Los espectadores deberán comprar sus entradas por internet y mantener en las tribunas una distancia de cuatro metros cuadrados entre cada uno de ellos, según el decreto del gobierno regional que los habilita a volver a los estadios.
El estado Río de Janeiro es el segundo con mayor cantidad de contagios y muertes de coronavirus en Brasil, precedido únicamente por San Pablo.