El gobierno español del socialista Pedro Sánchez anunció que logró duplicar su capacidad para realizar test de detección del Covid-19, cumpliendo con las recomendaciones de los expertos de la OMS, lo que se reflejó en un incremento del número de contagios de los últimos días, mientras la cifra de fallecidos volvió al foco de la disputa política.
España sumó 551 muertos por coronavirus en las últimas 24 horas, un leve ascenso diario que sitúa el total de víctimas fatales en 19.130, según el último balance del Ministerio de Sanidad español.
Los contagios, en tanto, se dispararon hasta 5.183 personas frente a los 3.477 registrados el lunes, con lo que el número de infectados desde que comenzó la pandemia asciende a 182.816.
El dato que sigue alentando a las autoridades son las altas hospitalarias, que se incrementaron en 3.477, elevando el global de recuperados a 74.797 personas. En línea con los argumentos de la jornada previa, el director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, remarcó que incrementar las pruebas está haciendo subir los casos, y que, en algunas ocasiones, son personas que tuvieron la enfermedad hace tiempo y otros son asintomáticos.
Esto supone, según Simón, un reto de comunicación, ya que dificulta la lectura que se hace de los nuevos datos, pero es también una buena noticia porque se están haciendo 40.000 test PCR (estándar) por día, duplicando la capacidad de diagnóstico.
A esto se le suman los test rápidos que detectan anticuerpos que comenzaron a realizarse en geriátricos y centros sanitarios. De la cifra de infectados de hoy, 1.312 corresponden a este grupo, aunque no es posible determinar en qué momento estas personas tuvieron la enfermedad.
Por su parte, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, aseguró en comisión parlamentaria que la posibilidad de doblar la cantidad de test estándar PCR -pasando de 20.000 a casi 47.000- contribuyó a que se haya realizado un total de 930.230 pruebas de Covid-19 desde el inicio de la epidemia.
La OMS llevaba un mes insistiendo a las autoridades de España, al igual que a otros países donde el coronavirus tiene mayor incidencia, que debían ampliar su capacidad de diagnóstico para poder tener un panorama más amplio y real del alance de la pandemia, y poder así actuar con mayor eficacia a la hora de aislar a los infectados.
Sin embargo, la escasez de test -que tuvieron que adquirirse en un disputado mercado internacional o producirse a nivel nacional a mayor escala- retrasó la estrategia de control.
Por otro lado, el último informe del ministerio de Sanidad sobre la evolución del coronavirus llegó cargado de polémica, ya que no incluyó a todos los fallecidos por Covid-19 registrados por las autoridades de la norteña región de Cataluña, que añadieron a los muertos en las residencia de ancianos y en domicilios privados.
En Cataluña, la segunda zona más afectada por la pandemia detrás de Madrid, los fallecidos en los hospitales son 3.855 personas, tal como reflejan las cifras del Ministerio de Sanidad. Sin embargo, la cifra total de muertos contabilizados por la región se elevó a 7.097.
El presidente catalán, el secesionista Quim Torra, defendió el cambio de sistema porque aporta más transparencia, y pidió que lo incorpore también el Estado central. En este sentido, el vicepresidente madrileño, Ignacio Aguado, consideró razonable el nuevo método de cálculo de Cataluña, tras afirmar que la situación ya es bastante dramática como para intentar edulcorarla un poco con una guerra de cifras que no corresponde.
Por su parte, la vocera del Ejecutivo, María Jesús Montero, defendió la absoluta rigurosidad con la que el Ministerio de Sanidad cuenta a los fallecidos por la pandemia - siguiendo las definiciones de la OMS-, y pidió a las autoridades regionales no especular con estas cifras.
Cualquier intento de confundir a la opinión pública o los ciudadanos puede generar una sensación de desconfianza, dijo Montero, en un momento en el que Sánchez busca sentar las bases para un acuerdo de país para la reconstrucción económica y social tras la pandemia.