El surfista Pepe Gómez conquistó esta semana lo que puede ser la ola más grande jamás surfeada por un uruguayo. Lo hizo en Nazaré, Portugal, donde un valle submarino crea las condiciones necesarias para que rompa una ola conocida a nivel mundial por alcanzar hasta 35 metros de altura.
Pepe, oriundo de Dolores, Soriano, a 300 kilómetros de Montevideo –lejos del mar– ahora entrena para convertirse en rescatista, labor que desempeñan con motos de agua quienes le dan soporte a los surfistas que se atreven a deslizarse sobre olas de tal tamaño. Además de remolcarlos, deben levantar a los surfistas caídos lo antes posible, antes de que, en menos de 15 segundos, lo alcancen nuevas olas que sumerjan a rescatista y surfista por igual.
Pepe tiene un plan. En conversación con MercoPress, dijo que, lejos de querer vender su imagen a través de redes sociales para conseguir sponsors, tiene pensado convertirse en uno de los mejores pilotos de motos de agua para rescatar surfistas en el agua entre olas que parecen montañas.
El surfista uruguayo tiene “apenas” 6 años entrenando en la rama más extrema del surf, deporte al cual se aproximó por primera vez cuando tenía 19 años de edad. Cuando no está en búsqueda de olas gigantes o entrenando apnea para aguantar el aire en sus pulmones lo máximo posible debajo del agua, trabaja en el campo de su familia en Soriano.
Pepe Gómez surfeando la ola más grande jamás surfeada por un uruguayo: https://t.co/ztszyX6Xfb pic.twitter.com/taRqtrq1LE
— MercoPress Español (@MercoPressES) January 20, 2020
Pepe esperó su turno para surfear la ola de 15 metros el pasado lunes favorecido por el empeoramiento de las condiciones climáticas ese día, ya que, según él, siendo el novato de un equipo compuesto por surfistas consolidados internacionalmente como Sérgio “Cósmico” Cosme o Nic Von Rupp, está en un escalafón inferior en el orden del equipo de rescate y, por lo tanto, tiene menos prioridad para tirarse en las olas que algunos de sus compañeros más veteranos.
El presidente electo de Uruguay, Luis Lacalle Pou, quién también tiene un pasado surfista, retuiteó el video de Pepe deslizándose por la ola gigante en su cuenta de Twitter.
El equipo en navidad. De izquierda a derecha: Sérgio Cosme, Thiago Jacaré y Pepe Gómez.
Esta es parte de la entrevista que mantuvo Pepe con MercoPress luego de la hazaña sin precedentes entre surfistas uruguayos y que no muchos latinoamericanos han realizado.
Esta semana bajaste la ola y te cayó encima al final ¿Cómo fue ese tiempo en que quedaste sumergido?
Cuando bajé la ola, en el momento en que ya estaba abajo me di cuenta que la ola ya iba a caer arriba y tenia dos opciones: abortar misión y soltar la tabla o seguir recto para abajo y darle para adelante nomás, lo cual era mucho mejor.
Si abortaba misión me iba a agarrar con más fuerza la ola. Así que fui para abajo y explotó y yo estaba unos metros más adelante del peor momento y despues me agarró. Pero estuvo espectacular.
¿Que se piensa antes de tirarte al agua sabiendo que vas a bajar algo como Nazaré y cómo es la logística de ese día?
La logistica es que yo soy del escalafón de más abajo porque tengo menos experiencia que los demás y soy el que apronto todo. Limpio todo. Entonces como que [los demás del equipo de rescate y surfistas] estan mucho con los parlantes en los oidos, escuchando música, alguno medio rezando, otros meditando y yo siempre estoy preparando la moto (de agua). Entonces estoy menos nervioso y me saco los nervios así [risas].
Pepe Gómez siendo tragado por la espuma.
¿Como funciona el equipo?
Son 4 equipos: Yo estoy en el equipo de Sergio Cosme y Nic Von Rupp [reconocidos rescatista y surfista] que los auspicia Opel y Monster y les pagan el galpón donde dejan las motos.
Ahi en la marina tienen 5 motos. Yo vendí mi camioneta y me compré una moto y aporté para el equipo otra moto más. Pero lo que ellos precisaban, más que otra moto, era alguien que las maneje. Porque viene mucha gente que paga el servicio de 300-400 euros de bajarse una ola pero eso ya lo tienen con los sponsors. Entonces lo que precisan es alguien que les ayude para que les rescate y tener el equipo más fuerte para poder romper el record de la ola más grande del mundo, que es lo que están buscando acá y por lo cual los sponsors invierten miles de euros en los equipos de rescate que trabajan acá [en Nazaré].
Cuando se tiran los rescatistas, nos vamos turnando en función de una jerarquía por experiencia en el equipo.
Hay dos tipos de piloto: el que te tira en la ola que despues te sigue atrás y después tenes al second rescue que está más adelante viendo como estas surfeando la ola y tiene un instante para ganarle al que va atrás, en la ola, para rescatarte si te caíste.
Yo después de que surfearon todos se puso picado y me pasó lo mismo que en Hawaii, que yo tuve mi oportunidad cuando llovía y el agua oscura [de los ríos] se empezó a meter en el océano, entonces los tiburones venían a comer porque había comida y nadie [de la gente local] quería surfear. Esto fue lo mismo.
¿Por qué decidiste dedicarte a las olas gigantes?
Cuando comenzé a surfear, ya las primeras veces me quedaba a esperar la última [ola] de la serie, la más grande porque habían muchos surfers, todos muy avanzados (yo arranqué recién a los 19 años), entonces como que mi oportunidad era una sola, y esa sola era la más grande porque todos se tomaban las medianas, las que tenían mas espacio para hacer maniobras y la más grande generalmente era solo un drop, ya se acababa y nadie la buscaba. Entonces yo fui buscando la más grande y después me fui solo a Pichilemu [Chile], primer viaje de surf, sin saber nada, sin que me digan nada con un tipo de tabla con la que nadie había surfeado ahí y yo ni siquiera sabía hacer nada en la tabla y ahí le pregunté a un pescador cómo hacía para entrar [al mar] porque era dificil la entrada. Me dijo cómo hacerla, me comí la ola y me aplastó entre las rocas, me agarró un alga, sobreviví y después de eso tuve que nadar para adentro, entre olas de 4 o 5 metros y la única manera de salir de ahí era agarrando una de esas, ya que la corriente te llevaba mar adentro. Ahí me tomé mi primera ola grande en la que estuve un minuto arriba. Recuerdo que me dió arcadas y ganas de vomitar de estar tanto tiempo parado. Usé todos los músculos que nunca había usado. Esa sensasión no se me va a ir nunca.
Yo escuchaba charlas de gente como Tony Kamo [psicólogo español dedicado a la hipnosis y al mentalismo]. Se dice volvemos a repetir las cosas por las primeras sensasiones que tuvimos. Lo que pimero vivís, si fue impresionante, como que lo querés volver a repetir alguna vez y nunca vuelve a ser igual.
¿Que tienes pensado hacer ahora?
Mi plan ya cambió hace un año: antes siempre era buscar más y más, olas mas grande, pagar por la moto de agua para que me rescaten. Como yo no me metí en el camino de las redes sociales y de agregar valor, vender mi imagen, decidí tomar otro camino, trabajar con la moto de agua, encontrar mi lugar como rescatista o piloto, de los mejores del mundo, esa es mi meta. Ya no está en mi mente 'buenísima la ola esta que me agarré, divino', mi meta acá es mejorar como piloto. Vendí mi camioneta y me compré la moto de agua acá. Yo lo único que no quiero es perder la moto de agua, porque es muy común perderla entre olas gigantes. Quiero seguir avanzando en lo que es el pilotaje, que es mucho más dificil que surfear una ola gigante. Imaginate lo que es manejar una moto de agua entre espumas de 6 metros de altura en las que en las motos, vos acelerás y no salen de ahí. Tenés que conocer el mar más que cualquiera, tenés que surfear todas las olas del mundo para poder estar manejando y rescatando entre esas olas. Cualquier error que cometa me sale muy caro.
Soy el único que no tengo sponsor, que tengo un año y medio de manejo mientras los demas tienen 10 o 15 años de pilotaje. Soy el único que no tiene nada que ver. Soy del campo y tampoco tengo visión del mar porque tenés pilotos que son surfistas profesionales que combinaron la visión del mar con el pilotaje.
Acá mi moto de agua es inferior que las de ellos, que sí están patrocinados.
El localismo es muy duro. Yo estoy en un grupo, en el que si no estuviera, no podría pilotear. Si no ayudo a todos los de mi grupo primero, después no puedo ir a hacer algo para mí.
¿Alguna anécdota rescatando con la moto de agua?
Ayer tiré a alguien en una ola que rompió antes de lo esperado. Tuve que salir rápidamente con la moto y volé por los aires. Cuando vos volás con la moto y caes horizontalmente, es como caer contra una piedra. Entonces yo salté de la moto y quedé en el agua, pero la moto quedó encendida. Tuve que agarrarme del cabo con el que remolcaba al surfista y me subí a la moto. Por suerte salió todo perfecto.
Llevas 6 cursos de apnea, ¿es necesario hacer tantos?
El oxígeno siempre te va a faltar. O sea, estamos hablando que ya pasando los 13 metros de ola, ella decide cuando largarte o no. Si podes aguantar 30 minutos debajo del agua, mejor. No hay nadie que diga “estoy bien de oxígeno”. Cuando antes se agarraban olas de 10 metros como límite, ahí si habia gente que estaba sobrada de oxígeno. Pero ahora no hay límites. Hay 25, 30 metros de ola, lo cual es sobrenatural y ya si te comés [flotando en el agua sin la tabla] dos olas seguidas de esas, son 7 minutos debajo del agua. Esto es seguir avanzado hasta lo último.
¿Que haces cuando no estás surfeando o rescatando?
Tengo que hacer mil cosas para este grupo. Soy el único que le hace mantenimiento a todas las motos. Que les echo aceite, las limpio, les cambio el agua. Yo soy el único que hace todo eso porque como todos tienen sponsors, tabajan con las redes sociales y tienen contratos, nadie tiene tiempo de hacer estas cosas chiquitas, ¿no? Yo soy el que limpia el galpón, el baño y saco las ratas muertas [risas] porque no las saca nadie más.
¿Es un trabajo 24/7 para ti?
Si, totalmente. Aparte manejar la moto de agua realmente te deja detonado y por cada dia [de trabajo] se precisa por lo menos otro día de descanso para poder volver sin gastar en fisioterapia, quiropraxia, esto y lo otro y mantener el ritmo a nivel profesional. No puedo darme esos lujos. Realmente tengo que darme cuenta que mi cuerpo precisa 24 o 48 horas de descanso.